Este Búho sale a caminar por el malecón y ve a más chicas corriendo en mallitas, de seguro, influenciadas por los días olímpicos. Me tomo un juguito de papaya y como dos tostadas con mermelada y mantequilla cajamarquina. Analizo la situación y escribo estos picantes ‘pastillazos’, que tanto reclaman mis lectores.
LOS TERREMOTOS AVISAN: Este columnista conoce perfectamente la zona de Caylloma, en Arequipa, donde un terremoto de 5.3 grados dejó muerte y destrucción en la bucólica provincia de Chivay y llenó de terror a los poblados de Maca, Cabanaconde y otras rutas, obligadas para llegar al bellísimo Cañón del Colca. Cuando llegué, en 1990, no lo hice como turista, sino como enviado especial por un diario que yace en el cementerio de papel, pues se temía la erupción de un volcán y la tierra temblaba. En las alturas de Chivay se podía divisar el Sabancaya. En esa oportunidad, comenzó a despertar y lanzar fumarolas, ¡¡parecía que iba a hacer erupción!! Los pueblos de Chivay, Maca y Cabanaconde temblaban como gelatina, y algunas casas hasta se derrumbaron. Me sorprende que desde ese tiempo hasta ahora, sabiendo que es una zona no solo volcánica, sino también sísmica, no hayan cambiado el precario material de quincha y adobe de sus edificaciones por el cemento.
TREMENDO FALLO A CHINGUEL: Miguel Facundo Chinguel era el presidente de la Comisión de Gracias Presidenciales, nombrado por el entonces mandatario Alan García. Aprista hasta los huesos, fue él quien organizó el siniestro plan para otorgar ‘indultos humanitarios’ a viejitos enfermos, burriers de la sierra, que por pasar unos kilitos de droga al hombro, se consumían veinte años en las cárceles, según expresó textualmente Alan. Pero eso nunca fue así. Más de cinco mil indultos fueron para grandes narcotraficantes extranjeros y nacionales, bandas de nigerianos, europeos del Este, ‘nachos’ mexicanos con conexiones con Sinaloa y Ciudad Juárez, los que pagaban miles de dólares por el bendito beneficio que reducía o conmutaba sus penas. Ahora le rebajan la pena a Chinguel. Estamos en el Perú, señores.
¡¡MANO DURA, POR FAVOR!!: Este columnista cree que la ‘luna de miel’ del pueblo con el nuevo gobierno se puede romper por el lado más débil, el combate a la inseguridad ciudadana. Lo relevante ahorita es acabar con la delincuencia común. No pasó ni un mes del cruel asesinato a una cambista, en San Isidro, y ya mataron a otro dueño de una casa de cambio en Los Olivos, que, para colmo, había denunciado a los posibles ladrones. ¿Por qué el viceministro no se involucró a fondo en esta denuncia? En la lucha contra la inseguridad ciudadana hay que saber elegir cuál es la prioridad.
NEGLIGENCIA IMPERDONABLE: Lo que le sucedió a Shirley Meléndez, una guapa chica de veinticinco años, seguramente figurará en las tristemente célebres relaciones de las negligencias médicas más terribles del mundo. Su caso es desgarrador. Ella era una asegurada que asistió al hospital ‘Almenara’ a tratarse por cálculos renales. Llegó caminando con sus piernas y pies, y abriendo la puerta con su mano. ¡¡Y salió en camilla sin pies y sin manos!! ¡¡Por Dios!! Según el médico, filmado por una cámara oculta, el catéter habría estado contaminado, lo que le originó una infección generalizada. La aún presidenta de EsSalud, Virginia Baffigo, le anunció a la traumatizada joven que le darán la prótesis y pagarán la clínica, donde realiza su tratamiento. Claro, reconocer que el catéter estaba infectado equivaldría a asumir una responsabilidad que le daría derecho a una millonaria indemnización. Estoy seguro que Shirley, como cualquier persona sensata, preferiría seguir con un sueldo de empleado, pero tener el cuerpo completito. Esta triste historia tiene para rato. Apago el televisor.
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