Un tribunal de Cardiff, en el Reino Unido, sentenció a Karl y Victoria Shellard, una pareja que cría bulldogs, al pago de US$ 547,000 luego de hallarlos culpables de explotación animal. Los esposos obligaban a sus mascotas a quedar constantemente embarazadas durante seis años para vender de manera ilegal a sus cachorros.
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Tal como destaca el DailyMail, los Shellard sometían a sus canes a tener más de una camada al año, poniendo en riesgo la vida de los perros. Ellos ofrecían a las crías de sus mascotas a través del servicio de venta ‘PosherBulls’ desde su casa en Bonvilston, Gales del Sur. El establecimiento no tenía licencia.
El medio asegura que los sujetos vendían a los recién nacidos por montos que ascendían hasta £ 20,000 (US$ 27,000). Según señaló la Fiscalía a cargo de la investigación, durante los seis años que se dedicaron a la cría de perros, obtuvieron al menos 67 camadas.
Además de la multa por la venta ilegal, cada uno deberá pagar una fianza de £ 19,000 (US$ 26,000) o podrían enfrentar una condena de dos años de prisión efectiva por maltrato animal.
La investigación a la pareja se inició en diciembre de 2019 con el allanamiento de su casa en Gales, junto a otras propiedades relacionadas con el servicio de venta. En el lugar hallaron a 20 cachorros, además se registró un laboratorio equipado con microscopios e instrumentos para recolectar y extraer sangre y semen.
En el lugar también se encontró un formulario de solicitud de licencia de criador, pero que no había sido llenado ni enviado para su aprobación. Karl Shellard afirmó que no presentó la solicitud puesto que él y su esposa estaban tratando de vender su casa y el documento no tendría validez.
“Independientemente de la ausencia de una licencia de criador, es un delito de bienestar animal, ya que la recuperación de una cesárea lleva muchos meses y los Shellard inseminaban artificialmente a estos perros mucho antes de que estuvieran lo suficientemente saludables como para someterse a un embarazo y una cesárea posterior”, declaró el fiscal Tim Evans ante el juez.
Se llevó a cabo una inspección veterinaria en febrero de 2021, después que la pareja solicitara oficialmente una licencia de crianza; sin embargo, esta no fue concedida debido a problemas de salud mal gestionados, un establecimiento inadecuado para los cachorros y malas instalaciones de aislamiento para perros no vacunados.
Durante su sentencia, el juez David Wynn Morgan condenó a la pareja y señaló que “se pudo haber manejado un negocio extremadamente rentable si estuvieras debidamente registrado, pero vas a pagar el precio de esa locura”.
“Dirigías una granja de cachorros y lo hacías para ganar dinero, y de hecho ganaste mucho dinero”, señaló luego de anunciar que tienen como máximo 3 meses para pagar la multa o irían a prisión.