Caracas. [AFP]. Cuatro militares muertos y cinco “terroristas” detenidos dejó una operación en el estado Apure, fronterizo con Colombia, en la que se “neutralizaron” tres campamentos, informó este domingo el Ministerio de Defensa de Venezuela.
“Como resultado de la operación fueron detenidos cinco terroristas, a quienes se les incautó: cinco fusiles de asalto, tres pistolas automáticas, abundantes cartuchos de diferente calibre, uniformes camuflados, equipos audiovisuales y de telefonía, así como variados pertrechos de guerra”, indicó el comunicado del ministerio.
En el hecho registrado el sábado murieron cuatro uniformados. Otros cuatro resultaron heridos y “se mantienen bajo estricta observación médica”.
La “neutralización de tres campamentos” donde operaban grupos dedicados al secuestro, extorsión, narcotráfico y otros ilícitos, se logró “con base en información de inteligencia”, indicó el texto, sin ofrecer más detalles.
Según el Ministerio, “estos grupos al margen de la ley provienen de territorio colombiano, donde se desplazan con absoluta impunidad” y consentimiento “del gobierno y las fuerzas militares de ese país, en permanente conspiración contra Venezuela”.
El gobierno de Iván Duque, en tanto, ha asegurado tener pruebas del apoyo de Venezuela al Ejército de Liberación Nacional (ELN) y a disidencias de la exguerrilla FARC.
Una tesis que respalda el gobierno de Estados Unidos, al considerar que Venezuela mantiene un “ambiente permisivo” para disidentes de las FARC, combatientes del ELN y para el grupo Hezbolá.
Washington, junto a medio centenar de países, entre ellos Colombia, desconocen al mandatario Nicolás Maduro al denunciar que se reeligió en comicios “fraudulentos” en mayo de 2018, y en su lugar reconocen como presidente interino al jefe parlamentario Juan Guaidó.
Maduro, por su parte, ha denunciado el entrenamiento de células “terroristas” en territorio colombiano para atacarlo y ha dicho que no tolerará la presencia de grupos armados ilegales colombianos en el país caribeño.
Sin relaciones diplomáticas desde 2019, Colombia y Venezuela comparten una porosa frontera de 2.200 kilómetros donde históricamente han operado organizaciones dedicadas al tráfico de cocaína, armas y combustible.