Bangkok [AFP]. Un Ferrari a toda velocidad por Bangkok, un policía muerto atropellado y arrastrado 200 metros y, al volante del bólido, el heredero del imperio Red Bull. Ocho años después, el personaje sigue impune, provocando la cólera de la juventud tailandesa y obligando al gobierno a reaccionar.
El primer ministro, Prayut Chan-O-Cha, que admitió “faltas” durante toda la investigación, se manifestó este martes partidario de “una reforma del sistema judicial”, solicitando a una comisión propuestas para fines de septiembre.
El anuncio, en julio, de la retirada de cargos contra Vorayuth Yoovidhya, alias “Boss”, de 38 años, el único acusado, encendió la mecha.
La camiseta Red Bull, con sus dos toros casi en riña, aparece en las manifestaciones estudiantiles que sacuden al reino exigiendo más democracia.
“Los súper ricos en Tailandia frecuentemente evitan el enjuiciamiento independientemente de la gravedad del delito”, señala a la AFP Paul Chambers, de la universidad de Naresuan (centro). “La juventud (...) tiene sed de cambio y quiere eliminar este sistema injusto”, añadió.
Orden de arresto
Los rumores provocaron a principios de agosto abrir una nueva investigación y se emitió una orden de arresto contra el nieto del creador de la bebida energética.
Inclusive, miembros del clan Yoovidhya se desentendieron de Vorayuth y pidieron “justicia sin discriminaciones”.
El 3 de septiembre de 2012, Boss, uno de los herederos de la familia cuya fortuna según Forbes es de más de 20.000 millones de dólares (unos 16.700 millones de euros), conduce su Ferrari por calles de Bangkok. Atropella a un policía en motocicleta, lo arrastra 200 metros, y se fuga.
El aceite que escapa del coche lleva a la policía hasta su suntuosa mansión.
Este niega los hechos, pero después admite que estaba al volante. Fue enjuiciado por exceso de velocidad, atropello y fuga, no ayudar a persona en peligro, y puesto en libertad bajo fianza.
Hay un acuerdo con la familia del policía muerto que por 75.000 euros detiene la acusación civil. En lo penal igual podría ser condenado a 10 años de prisión.
Pero reiteradamente evita al fiscal alegando problemas de salud. Aunque, en realidad, está esquiando en Japón o alojado en lujosos “hoteles” del mundo, según las redes sociales.
En 2017, huye de Tailandia, justo antes de emitirse una orden de arresto contra él.
Actualmente, algunos cargos de acusación han prescrito.
Solicitamos que “se elimine el plazo de prescripción en caso de fuga al extranjero”, señaló este martes ante la prensa Vicha Mahakun, presidente de la comisión encargada de reformar la justicia.
“Sombra de corrupción”
Días antes, Mahakun mencionó “la sombra de la corrupción”.
Según conclusiones de la primera investigación, el Ferrari rodaba a 79 km/h, pero no se envió a ningún experto al lugar.
Más extraño aún, aparecen años después dos testigos que afirman haber estado en el lugar.
Según estos, el policía cortó el paso al heredero de Red Bull que no conducía rápido. Informes periciales divulgados el mes pasado, en cambio, estiman que imágenes de videovigilancia revelan una velocidad en 177 km/h.
Otra rareza, el 30 de julio, uno de los testigos muere en su motocicleta en Chiang Mai (norte). La policía determina que fue un accidente, pero hay misterios, como la desaparición de la tarjeta SIM del móvil del fallecido.
Boss parece acorralado. Desde la reapertura de la investigación, ha sido acusado de “conducción imprudente con resultado de muerte”, y es procesado por estar bajo efectos de la cocaína aquella noche, lo que la policía no confirmó entonces.
“Estoy muy decepcionado con nuestro sistema legal”, señala Pornanand Klanprasert, hermano del policía muerto. “Ricos y pobres, ¿por qué no tenemos derecho al mismo trato?”, cuestionó.