El primer ministro británico, Boris Johnson, anunció este miércoles nuevas restricciones al contacto social en Inglaterra para evitar la rápida transmisión de ómicron, nueva variante del COVID-19, que está provocando que en el país los casos se dupliquen cada entre dos y tres días.
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A partir del próximo lunes, el Gobierno ordenó trabajar desde casa a todo aquel que pueda hacerlo, extiende la obligatoriedad de las mascarillas a la mayoría de lugares públicos cerrados desde el viernes e impone la presentación de un pasaporte de vacunación para acceder a clubes nocturnos o espectáculos masivos.
Johnson confirmó que ómicron “se está expandiendo mucho más rápido” que la variante delta y dijo que se han confirmado 586 casos de esta mutación hasta ahora, aunque “la cifra real es seguramente mucho más alta”.
El primer ministro recordó que el incremento tanto de nuevos positivos como de hospitalizaciones que se está viviendo en Sudáfrica -primer país donde se identificó la nueva variante- se está reproduciendo de manera similar en el Reino Unido, por lo que “lo responsable ahora es ir al plan B para ganar tiempo”.
Ese “plan B” contempla, detalló, regresar al teletrabajo a partir del lunes y obligar al porte de mascarillas a partir del viernes en lugares públicos como teatros o cines, aunque no por el momento en pubs y restaurantes.
El pasaporte de vacunación o una prueba negativa de antígenos se exigirán para acceder a clubes nocturnos y espacios de gran capacidad como locales cerrados con más de 500 personas de pie o cualquier recinto (interior o al aire libre) que albergue a más de 10.000 personas.
Para decidir sobre la continuación de estas medidas, el Gobierno evaluará la eficacia de la dosis de refuerzo de las vacunas contra ómicron, la gravedad de la enfermedad que esta variante produce y su velocidad de transmisión, así como las tasas de hospitalización.
Johnson descartó adelantar el final de las clases en los colegios antes de las vacaciones de Navidad o pedir a la gente que no se reúna en las fiestas prenavideñas, aunque instó a todo el mundo a “ejercer la prudencia”.
Precisamente el primer ministro se vio hoy confrontado a un fuerte golpe para su reputación, tras difundirse un video de hace justo un año en el que miembros de su gabinete bromeaban sobre una supuesta celebración navideña que se había celebrado en Downing Street pese a que estaban en vigor fuertes restricciones que la prohibían.
Fuente: EFE