Jodie Griffiths es una madre de familia en Reino Unido que pasó el susto de su vida luego que su perro de nombre Blizzard, un Bull Terrier, mordiera a su hijo Romy de dos años.
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El suceso ocurrió en diciembre del año pasado pero Griffiths recién se animó a contar el hecho en sus redes sociales.
Según El Clarin, la madre de ocho niños contó que Romy y sus hermanos mayores estaban jugando en la sala con sus juguetes, mientras que Blizzard, un perro de 8 años, dormía en un sofá cercano.
En medio del juego el padre, Daniel Griffiths miró hacia otro lado por un minuto y para cuando volteó, encontró a su hijo gritando de dolor y con sangre en el rostro.
De inmediato, los padres llevaron a Romy al New Croft Hospital, en Wolverhampton. Luego lo trasladaron al Birmingham Children’s Hospital, donde se le sometió a una cirugía en la nariz. Además, tenía la mandíbula fracturada y varios dientes se le cayeron.
Blizzard era parte de la familia y vivió ocho años con dicha familia desde que era cachorro. Según contó la mujer, jamás dio muestras de violencia hasta ese momento.
“El daño fue realmente grave en el interior de su nariz y dijeron que si el perro hubiera mordido un poco más, le habrían arrancado toda la nariz”, contó.
Jodie contó que su perspectiva de los perros cambió tras lo sucedido, por lo que entregaron a la mascota a la policía, intentaron buscarle una familia pero, por la naturaleza del incidente, fue sacrificado.
“Estaba en el trabajo y recibí una llamada de mi pareja diciendo que el perro había mordido al bebé. Estaba muy asustada y no podía creerlo. Todavía me cuesta entenderlo. Cuando llegué a casa, Romy estaba cubierto de sangre y mi compañero también”, contó.
Romy se recuperó del ataque y tras la cirugía siguió un tratamiento. Ahora tiene la piel un poco lastimada por la gravedad de la herida.