México. [EFE]. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, consideró este domingo que “ya pasó lo más difícil y riesgoso” de la pandemia de la COVID-19 en su país, pero dijo que no canta victoria.
A pesar de que México se encuentra en una etapa de máximos contagios luego de que los últimos días las autoridades sanitarias han reportados jornadas con más de 5.000 y hasta este sábado acumulaba más de 142.000 casos confirmados y se acercaba a los 17.000 decesos, el presidente mostró un tono optimista.
“Estamos dejando atrás la etapa más difícil de la pandemia de la COVID-19. No es echar al vuelo las campanas, no es cantar victoria pero considero que ya pasó lo más difícil, lo más riesgoso”, dijo en un mensaje en redes sociales.
Destacó que de no haber contado con la colaboración de la ciudadanía en todo el país para llevar a cabo las medidas de confinamiento y la jornada nacional de sana distancia, la emergencia sanitaria “nos hubiese rebasado por completo”.
Dijo que tan sólo en la Zona Metropolitana del Valle de México, que comprende la Ciudad de México y 59 municipios del Estado de México, para enfrentar la enfermedad deberían tener listas unas 4.700 camas de terapia intensiva, pero sólo se contaba con 3.552 a nivel país.
“No íbamos a poder atender enfermos graves, ni íbamos a tener ventiladores, ni el equipo necesario”, pero, dijo, se atendió ese tema y se salió adelante.
Señaló que en los poco más de tres meses “no sólo se amplió la cobertura hospitalaria”, sino que se contó con el personal médico que iba operar en esos centros y expuso que en tres meses se contrataron a 46.029 trabajadores de la salud.
El presidente de México recordó que el sábado presentó un decálogo para salir de la pandemia y enfrentar la nueva normalidad, en el que pidió a los ciudadanos hacerlo “con independencia, con criterio y con responsabilidad”.
En ese decálogo, el mandatario consideró que los mexicanos “ya han tenido el tiempo suficiente para familiarizarnos con las recomendaciones médicas y las disposiciones sanitarias” promovidas por las autoridades de Salud del país “y ahora es el momento de ponerlas en práctica siguiendo nuestro propio criterio”.
México mantuvo cerrada su economía no esencial durante los meses de abril y mayo, en los que aplicó medidas de contingencia y de confinamiento a su población, y a partir de junio puso en marcha la etapa de la nueva normalidad con una apertura gradual de varios sectores de la economía con base a un semáforo de cuatro colores en los estados del país.