“Matar, violar, controlar”, con ese lema la Mara Salvatrucha, más conocida como la MS-13, se ha erigido como una de las pandillas hispanas más sanguinarias de Estados Unidos, México y Centroamérica. En 2017, esto fue incluso más notorio en el estado de Maryland, cuando Miguel Ángel López-Abrego, de 19 años, dio la primera puñalada a un hombre y luego vino otro centenar. La víctima, también hispana, fue asfixiada, acuchillada, decapitada y desmembrada.
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Luego, le arrancaron el corazón, y enterraron en un fosa que López-Abrego ayudó a cavar, según documentos judiciales, reportados por la cadena NBC.
En el asesinato participaron una decena de pandilleros que se comunicaron por radio mientras se iban acercando a la víctima, que estaba en un área recreativa de la ciudad de Wheaton, en el estado de Maryland.
La víctima, de la que se desconoce su identidad, fue hallada el 5 de septiembre pasado enterrada en el Parque Regional de Wheaton. El diagnóstico forense determinó que se trataba de un homicidio con arma blanca.
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López-Abrego era un inmigrante indocumentado salvadoreño, como muchos otros de la MS-13, que fue imputado por asesinato de primer grado. Como parte del arresto, el joven fue llevado para interrogarlo y se le preguntó sobre el asesinato de la víctima encontrada en el parque, negando cualquier implicación en el incidente y fue liberado bajo la custodia policial.
Los policías querían interrogarlo en una fecha posterior, pero los esfuerzos para encontrarlo no tuvieron éxito. Las autoridades señalaron en la orden de arresto que su paradero era “desconocido hasta el 4 de noviembre”.
En esa fecha, López-Abrego fue encontrado en Carolina del Norte junto con otros dos miembros de MS-13 que vivían en el área metropolitana de Washington D.C. Ambos fueron buscados por órdenes de arresto por asesinato y fueron detenidos junto con López-Abrego.
Como el caso de López-Abrego, hay miles de jóvenes que se han unido a las filas de la Mara Salvatrucha.
La Mara Salvatrucha o MS-13 se formó en Los Ángeles en los años 80 entre salvadoreños que huyeron de la guerra civil en ese país. Con los años permitieron que los inmigrantes hispanos o chicanos se unieran a la pandilla.
Los gobiernos estadounidenses han batallado durante décadas con los maras, sin embargo, se han convertido en una suerte de narcotraficantes - se dice que hacen tratos con los grandes carteles de México - y nadie ha podido detenerlos.
“Se volvieron cada vez más violentos, a partir de la experiencia bélica de los salvadoreños y de su uso cultural del machete, para protegerse así de bandas callejeras mexicoamericanas y de su rival, Barrio 18”, explicó Robert J. Bunker, profesor del U.S. Army War College, al diario The Epoch Times.
“MS-13 ha creado una banda, como (la desaparecida) Los Zetas en México, basando su reputación en actos de brutalidad inexplicable, usando machetes y cuchillos para atacar a sus enemigos”, añade Bunker. “Esta reputación bárbara ayudó mucho a la banda a la hora de recaudar impuestos revolucionarios a los mercaderes locales, y ayudar a proteger sus negocios de venta de drogas y matonismo frente a otras bandas temerosas de enfrentarse a su terrorismo callejero”, concluyó.
Para el experto, la brutalidad permite a la Mara Salvatrucha atraer jóvenes afines y perpetuar el ciclo de violencia cruel.
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