Han pasado dos años desde que la vida de los argentinos Sofía Pizzi y Alejandro Segura cambió. Ellos adoptaron a cinco hermanitos que ahora tienen 15,13,11,10 y 8 años.
La pareja decidió llamarlos “los quintillizos” y cuentan su historia sobre los pasos que dieron antes de esta vital decisión. Sobre todo por el espacio, el tiempo y el dinero, motivos por el que pensaron muy bien esta opción.
Ante el diario Clarín, se conoció que los hermanos llevaban cuatro años en un hogar y los mayores plantearon a la jueza dividirse -como acto de bondad- para que los más pequeños puedan conseguir una familia.
Por suerte para los hermanos, la pareja se contactó con el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires, luego de ver este mensaje: “Buscamos familia para cinco hermanos/as de 12, 11, 9, 8 y 5 años de la Ciudad de Buenos Aires”.
Aceptar el reto no solo era la maternidad, el colegio y la comida sino prepararse psicológicamente para un cambio familiar abrupto. Ampliaron su casa, construyeron más habitaciones, se prepararon para las terapias y la ayuda psicológica que debían recibir todos.
“No es todo color de rosa. Éramos desconocidos que queríamos formar un proyecto familiar. Maternar es a prueba y error y hemos aprendido a diario”, señaló Pizzi.
Tras enviar su solicitud han pasado una guardia provisoria y una guarda con fines adoptivos. En abril de este año, la jueza señaló que Sofía y Alejandro se convirtieron en los padres definitivos.
La vida de una familia de siete
Pizzi contó que además del proceso de adaptación, los menores debían ir a la escuela. El mayor de ellos nunca había pisado una escuela y ahora ya está en segundo año del secundario. De igual manera, cada uno tuvo una carencia educativa y ahora han mejorado.
“Es generar los siete días de la semana un vínculo distinto con cada uno. Con algunos es más fácil y con otros es más complejo, lleva más tiempo ir entendiendo la necesidad afectiva de cada uno de ellos”, comento la madre.
Según el medio citado, Buenos Aires cuenta con 200 niños en capacidad de adoptabilidad y el 85% prefiere bebes, por lo que más grandes son dejado de lados por los postulantes.
“No hay que tener miedo a darse la oportunidad de ser mamá o papá de un niño un poco más grande. El vínculo se logra y es para toda la vida”, sentenció Karina Leguizamón, presidenta del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes porteño.
La pareja señaló que no han romantizado la adopción y han vivido momentos tensos dentro de su relación. “Hay que entender que para iniciar el proceso adoptivo los adultos tenemos que haber pasado por un duelo por no haber tenido un hijo biológico. Esto que nos venden de la familia con el bebe y los papás afecta mucho. No es así, hoy la familia es otra cosa”, aseguró.
Al final, la pareja afirma que solo cumplió el derecho de cinco hermanos, el de tener una familia. “Mientras yo me voy haciendo más grande, también hay niños que se van haciendo más grandes, van perdiendo su infancia y capaz pierden además la posibilidad de tener una familia feliz”, concluyó.