Cuando pienso en el pasado y en mi presente, es inevitable no detenerme un momento a reconocer el gran trabajo que hizo, en especial, mi mamá. Y es que definitivamente todas esas frases que podrían sonar cliché, como que “madre solo hay una”, “el amor de madre es el motor más fuerte”, “una madre es capaz de todo por sus hijos” o “una madre nunca abandona” toman más sentido cuando se ven los resultados en el tiempo, y se sabe que el “sacrificio” valió la pena.
Muy poco recuerdo aquellos años, cuando mis días transcurrían entre juguetes y correteos en una casa barranquina. ¿Cómo podría una niña de tres años imaginar que esos pasadizos quedarían en un difuso recuerdo? Sabiendo ahora lo difícil que es salir de tu país sin saber cuándo volverás, el dolor tan grande que se siente el tener que dejar atrás a tus amigos, tus calles, y a tu familia; imagino lo difícil que fue para mi madre subir a ese avión con destino a Caracas.
Pero las madres (las buenas madres) siempre saben que sus actos son en favor al bienestar de sus hijos, que nada es imposible cuando se trata de darle lo mejor a ellos. Y no me refiero solo a lo material, porque los valores y las buenas costumbres, no se enseñan en la escuela, eso se cultiva en casa.
Así que, como la mía, afuera en la calle hay un motón de testimonios de vida de madres luchadoras, sacrificadas, trabajadoras, emprendedoras, que siempre están dispuestas a todo por sus retoños. Y cuando digo a “todo” me refiero a incluso dar su vida por el bienestar de sus pequeños.
LA HISTORIA DE MARIELY CHACÓN
En días pasados, ocurrió un hecho lamentable en costas venezolanas que realmente dejó claro que cuando una madre ama a sus hijos, los pone por delante hasta de su propia vida. Una familia de dos adultos y dos menores niños en compañía de su niñera, una pareja de amigos y un lanchero, se embarcaron como cualquier fin de semana soleado a salir de paseo en lancha hacia la Isla La Tortuga sin imaginar que ese sería su último paseo familiar.
Los familiares de los tripulantes, al no tener noticias de los suyos, dieron la alerta y se inició el protocolo de búsqueda por mar y con apoyo de drones y helicópteros. De ahí en adelante, lo que tanto se temía, se hizo realidad.
Luego de días de intensa búsqueda, lograron divisar desde lo alto del soleado cielo costero, lo que parecía una balsa y la posibilidad de encontrar con vida a los tripulantes de la embarcación Thor. La escena fue solo un respiro de esperanza, pero a la vez de dolor: una madre agonizante abrazando a sus dos hijos, yacía en una balsa inflable; la niñera notablemente deshidratada con pronóstico reservado, había logrado mantenerse a flote dentro de un cooler. De inmediato, se trasladan a los cuatro sobrevivientes, pero en el camino Mariely Chacón Marroquín (madre de los dos menores) pierde las pocas fuerzas y fallece. Y es aquí donde esa frase lapidaria que dice “una madre es capaz de todo por sus hijos” cobra vida.
Según el relato de la niñera de 24 años, que fue encontrada junto a Mariely y sus dos hijos, desde el viernes 3 de septiembre quedaron naufragando en el mar Caribe sin agua potable ni alimentos, aferrándose con todas sus energías a esa balsa y a ese cooler que flotaban sin rumbo en medio del mar. Desde entonces, el único propósito de esa madre de tan solo 40 años, fue salvar y mantener como sea a sus dos pequeños con vida. Y así fue.
En los relatos que se pudieron obtener de la niñera (y sobreviviente) para entender lo sucedido, ésta narra cómo Chacón, en su desesperación por mantener con vida a sus dos pequeños de 2 y 6 años, los amamantó hasta el final. Esto causó en ella que poco a poco perdiera fuerzas y se deshidratara con más rapidez. Literalmente, Mariely Chacón Marroquín entregó su vida por salvar la vida de sus dos pequeños. Eso solo lo hace una madre que ama profundamente a sus hijos.
Y como ella, muchas madres entregan su vida, sacrifican su propia comodidad, prefieren quitarse el pan de la boca y dárselo a sus pequeños. Como Mariely, el amor de madre no pone reparo a la hora de velar por el bienestar de sus hijos. A pesar de la tragedia que ha significado este lamentable hecho que recientemente conmovió a todo un país y se viralizó en las redes sociales; nos debe llamar a la reflexión y a valorar cada día a nuestra familia, pero en especial a nuestras madres, porque definitivamente son capaces de todo por nosotros.
*Hasta el cierre de esta columna, permanecen desaparecidas las otras cinco personas que iban en la embarcación Thor con rumbo a la Isla La Tortuga.
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