Sinaloa es uno de los Estados de México donde nacieron muchos de los jefes del narcotráfico. Según las autoridades de ese país, es el centro de las operaciones del mayor cartel de drogas, pero también alberga un espacio casi exclusivo y lleno de lujos donde entierran a sus muertos: el cementerio Jardines de Humaya.
Conocido como un mausoleo para los narcotraficantes, este recinto cuenta con edificaciones de tres pisos hechos de mármol, oro y diamantes. Dentro de estos reposan los restos de las familias más importantes del narcotráfico mexicano, cuenta el Clarin.
Estos complejos pueden llegar a costar más de 1 millón de dólares y cuentan en su interior con salas de descanso, balcones, bancas, patios para reuniones, botellas de licor, mantas y rosarios de oro, entre otros lujos.
Las tumbas más lujosas de México
“El cementerio es una muestra de la cultura del narcotráfico en el país (...) Los narcos, si pudieran, se enterraban dentro de una Hummer. Esas tumbas faraónicas son una forma tremenda de cómo ven la vida y la muerte”, señaló Diego Osorno, el escritor el libro ‘El cartel de Sinaloa’, en diálogo con la BBC.
La fama del Jardines de Humaya llegó a Sinaloa a finales de 1980, cuando fue enterrado Lamberto Quintero, un famoso traficante de marihuana sobre quien se escribieron muchas historias.
Únicamente la fosa tiene un valor de 15 mil dólares, según su sitio web.
Pero eso solo es el comienzo, el mausoleo más lujoso y caro pertenece al Cártel de Sinaloa, donde reposan los restos de Arturo Guzmán Loera, alias ‘El Pollo’, hermano ‘El Chapo Guzmán’. El valor de este espacio asciende a 1,2 millones de dólares.
La segunda tumba más cara le pertenece a Arturo Beltrán Leyva, alias El Barbas. Su “mansión” tiene un valor de 650 mil dólares.
Según el medio Sipse, en el Jardines de Humaya también está enterrado Inés Calderón, un reconocido jefe del narco en la década de los 80. Su lugar de descanso costó 550 mil dólares.
En este panteón también se encuentran los restos de capos como Ignacio Coronel, así como familias y sicarios que trabajaron para ‘El Chapo’ Guzmán, Rafael Caro Quintero o Ismael Zambada.
Estando vivos, Coronel “alias El Nacho” y Beltrán el “jefe de jefes”, fueron enemigos. Hoy comparten terrenos en el cementerio.
Estos narcotraficantes están sepultados en sus ‘mansiones’ que están muy cerca a la otra, como si fuesen vecinos.
Antes de ser un espacio para los legendarios narcotraficantes y sus familias, el recinto era el lugar en donde enterraba a gente de clase media alta de Culiacán.
Paradójicamente, el Jardines de Humaya está ubicado a pocos kilómetros de los barrios más pobres de Culiacán, donde viven algunos de los albañiles que construyeron los mausoleos.
“Los albañiles que trabajan en el cementerio han construido tumbas más grandes que las casas donde viven”, contó Osorno.