Al menos seis manifestantes murieron y varios resultaron heridos este domingo en Myanmar a manos de las fuerzas de seguridad que dispersaron violentamente varias concentraciones, en el día más sangriento de las protestas contra el golpe de Estado militar del pasado 1 de febrero.
El país es escenario de una oleada de manifestaciones prodemocracia y de una campaña de desobediencia civil desde el golpe de Estado militar que derrocó al gobierno civil dirigido por Aung San Suu Kyi el 1 de febrero.
Desde entonces, las protestas se han reprimido cada vez de forma más violenta, con gases lacrimógenos, cañones de agua, pelotas de goma y, en ocasiones, munición real.
Este domingo tres hombres perecieron en una manifestación en la ciudad sureña de Dawei, en la que también resultaron heridas 20 personas, según socorristas y medios locales.
Las víctimas murieron tras ser “alcanzadas por disparos de munición real”, dijo a la AFP Pyae Zaw Hein, un socorrista voluntario. Los heridos recibieron impactos de balas de goma, explicó, y advirtió que “puede haber muchas más víctimas porque seguimos recibiendo heridos”.
Otros dos jóvenes de 18 años resultaron muertos en la localidad de Bago, según socorristas. Sus muertes fueron confirmadas por medios basados en esta localidad, al norte de Rangún.
Una sexta persona falleció en Rangún, indicó en Facebook un exdiputado del derrocado gobierno civil, Nyi Nyi. Se trata de un joven de 23 años, que murió víctima de disparos.
Hasta la fecha, se habían reportado cinco fallecidos entre los manifestaciones desde el golpe de Estado. El ejército afirma que un policía murió cuando trataba de dispersar una protesta.
En Rangún, las fuerzas de seguridad habían dispersado rápidamente una manifestación este domingo.
“La policía comenzó a disparar desde que llegamos”, declaró a la AFP Amy Kyaw, una maestra de 29 años.
“No hubo mensajes de advertencia. Algunos manifestantes fueron heridos y otros se refugiaron en las casas de los vecinos del barrio”, agregó.
Imágenes difundidas en directo en las redes sociales mostraban a las fuerzas de seguridad utilizando gases lacrimógenos contra la muchedumbre en Rangún y cañones de agua en la ciudad de Mandalay, más al norte.
En Myityina (norte), las fuerzas de seguridad propinaron una paliza a un periodista, que fue arrestado, según un medio local.
“La clara escalada del recurso a la fuerza letal en varias ciudades del país [...] es escandalosa e inaceptable y debe cesar inmediatamente”, reaccionó Phil Robertson, subdirector de la división Asia en la oenegé Human Rights Watch.
La víspera, las fuerzas de seguridad también respondieron con firmeza a varias concentraciones, pacíficas en general.
Al menos tres periodistas fueron detenidos, incluyendo un fotógrafo de la agencia estadounidense Associated Press y un videógrafo y un fotógrafo de dos agencias, Myanmar Now y Myanmar Pressphoto.
Más de 850 personas han sido arrestadas, inculpadas o condenadas por su participación en las manifestaciones, según la oenegé de ayuda a los presos políticos AAPP.
Fuente: AFP