El 82 % de los filipinos se siente satisfecho con la controvertida guerra contra las drogas del presidente, Rodrigo Duterte, en la que se calcula que han muerto más de 27.000 personas en los últimos tres años en Filipinas.
La principales razones de su satisfacción es la disminución del número de traficantes y del crimen, según el sondeo entre 1.200 personas la consultora Social Weather Stations para el segundo trimestre del año publicado este domingo.
Un 12 % se mostró insatisfecho y otro 6 %, indeciso, en la encuesta, que desde septiembre de 2016 ha mantenido unos índices de satisfacción de entre el 75 % y el 85 % con la guerra contra las drogas.
El pasado julio, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución para investigar las supuestas ejecuciones extrajudiciales en redadas antidroga y encargó a la alta comisionada Michelle Bachelet que prepare un informe al respecto que deberá presentar el año que viene.
El Gobierno filipino calificó la resolución como una "falta de respeto" y de estar "políticamente motivada" y llamó "falsos amigos" a los países que votaron a favor, que incluyen a España, Italia, Reino Unido, Argentina, México, Perú, Uruguay e Islandia, el país del que partió la iniciativa.
La Policía filipina solo ha reconocido 6.700 muertos en redadas antidroga y ninguna ejecución extrajudicial.
Duterte, conocido como el "castigador" por su mano dura contra la delincuencia y el narcotráfico, inició la campaña contra las drogas poco después de ganar las elecciones en mayo de 2016 con la promesa de acabar con el tráfico de estupefacientes.
"Va a ser una pelea sucia, una pelea sangrienta. No voy a pedir perdón por ello", dijo entonces el presidente, que suele crear polémica con sus controvertidas declaraciones.
Duterte ha respondido normalmente con insultos y comentarios soeces a quienes han cuestionado su guerra contra las drogas, como el expresidente estadounidense Barack Obama, la Iglesia católica o la Unión Europea.
ONG filipinas han denunciado abusos cometidos por los policías contra inocentes en las redadas, mientras que Human Rights Watch señala que centenar de menores han muerto en el fuego cruzado de la guerra contra las drogas y miles han quedado huérfanos, obligados a vivir en la calle y a abandonar la escuela.
Sin embargo, las autoridades filipinas aseguran que la campaña antidroga ha permitido que más de 400.000 drogadictos busquen rehabilitación y la detención de 193.000 personas relacionadas con el consumo y el narcotráfico.
También niegan que cifra de 27.000 muertos que sostiene la ONU y organizaciones no gubernamentales.
En una de sus últimas iniciativas respecto a este asunto, Duterte instó al Congreso el pasado julio a que reinstaure la pena de muerte para los crímenes relacionados con las drogas y la corrupción.
(Fuente: EFE)