Una ballena en estado de salud crítico quedó varada este viernes en Alimos, una de las principales playas de Atenas, y está siendo atendida por veterinarios de ONG y equipos de rescate griegos que intentan mantenerla con vida.
El ejemplar en cuestión es un macho joven de la especie de los zifios (Ziphius cavirostris), que mide unos 3 metros y medio, aunque los adultos pueden alcanzar hasta nueve metros.
El animal fue avistado por primera vez el jueves cerca del puerto de Vuliagmeni, un lugar poco común para estos ejemplares, que suelen nadar en aguas muy profundas y en Grecia habitan el mar en torno a las islas de Corfú, Cárpatos, Cefalonia, Creta, Rodas y la península del Peloponeso.
La ballena se encuentra desde esta mañana inmóvil a escasos metros de la arena, donde fue examinada por el veterinario Pantelis Sarris, del Centro Helénico de Rescate y Atención de Mamíferos Marinos “Arion”.
Sarris comprobó que el ejemplar tiene una fractura en el hocico y que presenta varios rasguños por todo el cuerpo, que podrían estar causadas por la hélice de un barco o el contacto con las rocas tras nadar desorientado por aguas superficiales y le extrajo una muestra de sangre para analizarla.
Los análisis de sangre revelaron que la ballena padece desde hace tiempo una falta de glóbulos blancos y está bajo de defensas, por lo que los veterinarios le administraron antibióticos para ver como responde a ellos, con la esperanza de que logre regresar al mar por su cuenta.
Sin embargo, “el pronóstico sobre la situación del animal no es bueno”, dijo a EFE el viceministro de Medio Ambiente y Energía, Yorgos Amyras, quien señaló que con la ayuda de voluntarios, ONG y buzos se está haciendo todo lo posible para que el animal no sufra e intentar curarlo, algo que calificó como “difícil”.
Según declaró Anastasía Komninu, profesora en el Departamento de Medicina Veterinaria de la Universidad de Tesalónica, por ahora no se pueden determinar las causas que llevaron a la desorientación del animal.
“Puede ser alguna enfermedad infecciosa o puede ser que la fractura en la mandíbula le obligara a salir a la superficie porque no podía comer nada”, dijo Komninu.
El secretario general de Medio Ambiente y Aguas, Konstantinos Aravosis, añadió a Efe que se está haciendo todo lo posible por salvarla, pero que en caso de que no se logre, se mirarán “soluciones alternativas”.
En una primera instancia, la playa se llenó de voluntarios, medios de comunicación y curiosos que se acercaron para ver el extraño ejemplar, pero las autoridades les pidieron que se retiraran para evitar el ruido, molesto para la ballena.
Los zifios son animales muy difíciles de observar y de estudiar debido a sus largos tiempos de inmersión, entre 20 y 80 minutos, pudiendo llegar hasta los 3 km de profundidad, por lo que rara vez acuden a la superficie y suelen evitar el contacto con los humanos, según el Instituto de Investigaciones Citológicas “Pelagos”.
Fuente: EFE