Jaime Osuna, un asesino convicto de 31 años, mató y decapitó a su compañero de celda, Luis Romero, de 44 años, siendo considerado por las autoridades como una tortura "excepcionalmente sádica" en una cárcel de California, en Estados Unidos.
El asesino, quien tiene todo el rostro tatuado, utilizó un objeto de metal afilado envuelto en una cuerda y sujeto a un mango, le cortó la cabeza a Romero. También le cortó los dedos, le quitó uno de sus ojos y le cortó parte de su pulmón.
Para las autoridades, "la víctima estuvo consciente durante al menos una parte del tiempo", declaró Phil Esbenshade, fiscal asistente del condado de Kings, en California, Estados Unidos.
Esbenshade agregó que "este es el caso más espantoso que he visto en términos de atrocidad en un asesinato".
El compañero de celda del asesino se desangró hasta morir a causa de "múltiples heridas por traumatismos de objeto cortante", según un informe de la autopsia publicado el pasado viernes.
Osuna había sentenciado a cadena perpetua sin libertad condicional tras declararse culpable en 2017 de matar a Yvette Peña, de 37 años, en un motel de Bakersfield (California, Estados Unidos) en 2011.
Aunque Osuna se declaró inocente del asesinato de Romero en su primera comparecencia ante el tribunal, en caso de que el reo sea declarado culpable, podría ser sentenciado a pena de muerte en Estados Unidos.
Debido al asesinato de su compañero de celda, Osuna fue trasladado a una prisión para reos que necesitan atención médica o de salud mental. El criminal regresará a la corte a fines de junio para una audiencia preliminar.
Según las autoridades, Osuna declaró que no era la primera vez que ha cometido "actos abominables" y que tenía intenciones crueles ya desde niño.