Desde hace algunas semanas, unos helados con sabores extravagantes como del , escarabajo y hongos son la sensación en . María del Carmen Pilapaña viene innovando con estos productos.

Esta mujer utiliza el cuy (cobayo o conejillo de indias) para hacer helado y también tiene otros de escarabajo y hongos, lo que ha despertado un interés inusitado a su negocio.

“Tenía recelo, pero ha estado rico. Sí me gustó mucho esta preparación de helado de cuy (como se llama en el país al cobayo)”, dijo Marlene Franco, jubilada de 78 años, luego de probarlo. Agregó que no tendría problema en volverlo a comer.

El cuy es un pequeño roedor de los andes ecuatorianos y peruanos. En otros países es común que se le cuide como mascota o se le utilice en pruebas de investigación biomédica, pero en la gastronomía se lo cocina con sal, cocido o frito, junto con papas cocidas y salsa de maní.

Para satisfacer la creciente demanda, la emprendedora prepara cada semana al menos 150 helados de cuy, 40 de escarabajo y algo menos de hongos en su pequeña heladería, apenas un rincón con dos mesas rudimentarias en medio de un gran patio con locales como laboratorios y centros de atención dental.

Como muchos negocios, su heladería surgió por la necesidad. Tras quedarse sin trabajo, tres hijos a cuestas y con el dinero a punto de terminarse, esta ecuatoriana empezó a asistir a cursos gratuitos de formación para emprendedores. Allí la desafiaron a hacer algo innovador y se empeñó tanto que luego de seis meses de pruebas presentó sus nuevos productos a inicios de septiembre.

Después de un laborioso proceso que incluye la cocción del cobayo hasta dejarlo como un paté, Pilapaña logra concentrar los sabores del roedor. Al escarabajo lo tuesta y a los hongos los fusiona con crema y frutas como piña, maracuyá o naranjilla. Luego refrigera hasta que las preparaciones toman la consistencia de un helado.

El helado de cuy deja un cierto sabor que se asemeja a una mezcla entre carne de gallina y conejo. En el de escarabajo se percibe cierto aroma a tierra mojada.

“Mi familia y mi marido creían que estaba loca. Ellos dudaron que estos helados iban a gustar, pero ahora es nuestro producto principal, es lo que más sale”, dijo la ecuatoriana de 42 años a The Associated Press.

Cuando los iba a presentar por primera vez en público iba desanimada. Incluso creyó que perdería los últimos dólares de inversión en sabores tan extraños, pero la demanda fue tal que los clientes le pedían los recipientes para darle una repasada para extraer hasta la última gota.

El espíritu de emprendimiento de Pilapaña apenas empieza. Su próximo reto será ofrecer helados de cangrejo, gallina y fritada de chancho. “Viendo como se está moviendo mi negocio, estoy segura que me va a ir bien”, dijo.

Fuente: AP

tags relacionadas

NOTICIAS SUGERIDAS

Contenido GEC