Austria fue el primer país en reportar un caso sospechoso. El 8 de marzo, suspendió un lote de dosis de la vacuna de AstraZeneca contra la COVID-19, tras la muerte de una enfermera que acababa de ser inoculada. La mujer, de 49 años, falleció debido a un problema de coagulación sanguínea. En los siguientes días, se fueron reportando casos similares.
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Holanda comunicó 10 casos de efectos secundarios potencialmente vinculados a la vacuna anti-COVID-19 de AstraZeneca, en los que podrían haberse producido coágulos sanguíneos. Dinamarca, por su parte, informó que una mujer de 60 años murió por problemas de coagulación sanguínea después de haber recibido la vacuna de AstraZeneca. Noruega anunció el lunes la muerte de una profesional sanitaria de menos de 50 años a causa de una hemorragia cerebral y que había recibido una inyección de la vacuna.
Al día de hoy, al menos una quincena de países entre ellos han decidido suspender de manera preventiva el uso de la vacuna. En la lista se incluye a Alemania, Francia e Italia, potencias de la Unión Europea (UE).
La compañía farmacéutica afirma que no hay evidencia de un incremento de riesgo de coágulos tras la inyección de la vacuna. Según sus datos, en la UE y en Reino Unido ha habido 15 casos de trombosis aguda —coágulo en una vena— y 22 de embolia pulmonar —coágulo que entra en los pulmones—. Sin embargo, considera que son cifras mínimas frente a los millones de vacunados que no han reportado síntomas adversos.
Hablan la EMA y la OMS
A pesar de los casos señalados, es cierto que ningún país ha podido establecer una relación directa con la vacuna. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo tanto, se ha mostrado a favor de que se siga usando la vacuna.
“No queremos que la gente entre en pánico y, por el momento, recomendamos que los países sigan vacunando con AstraZeneca. […] Hasta ahora, no hemos encontrado un vínculo entre estos hechos y la vacuna”, señaló la responsable científica de la OMS, Soumya Swaminathan.
La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) también ha optado por sugerir que se continúe administrando el medicamento, pues aduce “que los beneficios de la vacuna AstraZeneca en la prevención de la COVOD-19, con su riesgo asociado de hospitalización y muerte, superan los riesgos sobre estos efectos secundarios”.
“Al día de hoy, no hay pruebas de que la vacunación haya causado estas afecciones. No han aparecido en los ensayos clínicos y no figuran como efectos secundarios conocidos o esperados”, indicó Emer Cooke, directora ejecutiva de la EMA, según reporta la agencia de noticias AFP.
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