Grigore Lup, un zapatero de la ciudad transilvana de Cluj (Rumania), ha creado unos zapatos de talla 75 europea debido a que cuando los ciudadanos europeas comenzaron a salir tras el confinamiento de dos meses por la propagación del coronavirus, notó que nadie respetaba las normas de distanciamiento social.
El obrero hizo unos zapatos de cuero con una punta larga para mantener a las personas separadas: “Si dos personas con estos zapatos estuviesen enfrente, habría casi un metro y medio entre ellas”, defiende Lup, que lleva 39 años como zapatero.
El rumano mencionó que en la calle ve cómo sus compatriotas no respetan el distanciamiento social: “Fui al mercado a comprar semillas para mi jardín. No había mucha gente allí, pero seguían acercándose cada vez más”.
Lup abrió una tienda de zapatos para el público en general en 2001, aunque depende en gran medida de órdenes personalizadas de teatros y óperas en todo el país, así como conjuntos de danza folclórica tradicional. Sin embargo, debido a la pandemia por el COVID-19, el rumano tuvo que cerrar su tienda, aunque creyó que las ventas se recuperarían a tiempo.
Lup, quien comenzó a fabricar zapatos a los 16 años y a sus 93 años aun hace calzado tradicional húngaro, indicó que hasta el momento ha recibido cinco pedido de los zapatos de distanciamiento social, que requieren un trabajo de dos días, cuestan 500 lei (104 euros) y fueron inspirados en un modelo que había hecho para actores.
Rumania reportó 18.791 casos de coronavirus y 1.240 muertes. El pasado 15 de mayo comenzó un levantamiento gradual de la cuarentena.
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