Moscú levantó el confinamiento para la totalidad de sus más de 12 millones de habitantes en una desescalada de las medidas restrictivas a marchas forzadas, pese a que la capital de Rusia, el principal foco infeccioso del país, acumula ya casi 200.000 casos de coronavirus y más de 3.000 muertes.
El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, que desde el comienzo de la pandemia ha sido partidario de las restricciones más drásticas para atajar el coronavirus, abandonó súbitamente el lunes su cautela en materia sanitaria para anunciar el fin del “autoaislamiento”, vigente desde el 30 de marzo, a partir de hoy.
Restricciones cuestionadas y calendario político
Sobianin, cuyo modelo de gestión exitoso de la crisis se replicó en varias regiones del país, fue cuestionado desde la oposición y el oficialismo por excederse en sus atribuciones y hace unos días incluso el Gobierno inició una investigación al respecto, que finalmente lo exculpó.
Para muchos, su plan antiepidémico chocó contra el calendario: el 24 de junio está programada la gran parada militar para celebrar el 75 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi y el 1 de julio se votan las enmiendas a la Constitución que permiten a presidente ruso, Vladimir Putin, ser reelegido hasta 2036.
Ambos eventos, en particular la “consulta popular” sobre las modificaciones constitucionales, son de importancia crucial para el Kremlin, que ya tuvo que aplazarlos por la pandemia.
Kremlin niega participación
“¿Por qué demasiado precipitada? Algunas limitaciones se mantienen, otras se irán levantando en el transcurso de una o dos semanas, no se trata de un levantamiento total”, contestó el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, a una pregunta sobre si no le parecía apresurada la medida de levantar el confinamiento en Moscú.
Peskov recordó que, desde el comienzo de la epidemia, la responsabilidad de la gestión de la crisis sanitaria recayó en los jefes de los ejecutivos de la entidades federadas, y Moscú es una de ellas.
“No se puede levantar la cuarentena -como llamo yo el “autoaislamiento”- por motivos políticos”, declaró por su parte el director de la emisora de radio Eco de Moscú, Veniamín Venedíktov.
Presiones y estadísticas que suscitan dudas
Según el comentarista, uno de los más conocidos en el país, Sobianin fue empujado a forzar la desescalada, por una parte, por Putin y, por otra, por su propio electorado, harto del confinamiento cuando por fin el siempre esquivo verano ha llegado a Moscú.
“Se rindió”, resumió Venedíktov, quien aseguró que la gran mayoría de los trabajadores de la emisora seguirá teletrabajando porque “las estadísticas no muestran que el COVID-19 ha sido derrotado”.
Los datos oficiales señalan que en los últimos días en la capital rusa se ha registrado diariamente cerca de 2.000 nuevos positivos por coronavirus.
En las ultimas veinticuatro horas, según el parte emitido hoy, coincidiendo con el fin del “autoaislamiento”, el número de nuevos casos de COVID-19 disminuyó hasta 1.572, pero no así el de los fallecimientos, que aumentaron de 51 a 59.
El desconfinamiento y la anulación del sistema de pases electrónicos no han aclarado qué ocurre con los desplazamientos a Moscú de ciudadanos de otras regiones de Rusia, donde la epidemia cobra fuerza, ya que hasta hoy en la capital solo podían entrar las personas que tenían ese documento.
Nueva normalidad
La desescalada en Moscú permitió este martes abrir establecimientos que prestan servicios en contacto estrecho con sus clientes, como peluquerías y salones de estética, que permanecían cerrados desde el 30 de marzo.
“Hace dos meses que no cobro un rublo, si no fuera por mis padres, no sé que hubiera hecho”, dijo Svetlana, administradora de una peluquería situada en una de las avenidas importantes de la capital rusa.
El permiso de reapertura con menos de veinticuatro horas de antelación tomó por sorpresa a varios establecimientos, que hoy permanecían cerrados.
Sin embargo, en los que estaban no se observaba afluencia de público, según pudo constatar EFE.
Algunos restaurantes y cervecerías comenzaron hoy los preparativos para habilitar terrazas, en las que podrán atender clientes a partir del próximo día 16.
La disciplina escasea
El levantamiento del confinamiento, que ya en los últimos días, con la llegada del verano, no se cumplía con gran disciplina, ha incrementado considerablemente el numero de viandantes en las calles moscovitas.
Sobianin dispuso el uso obligatorio de mascarillas en la calle y también de guantes en el transporte y el comercio.
Pero muchos moscovitas se la saltan la normativa y llevan la mascarilla de adorno, bajo el mentón, mientras en el metro no todos los pasajeros van con guantes.