Una de las medidas de protección implementadas en Australia, que tenía como fin evitar la propagación del coronavirus en el país, ha logrado ser implementada en todo su territorio y aquel que intente desacatar la norma, será penalizado.
Recientemente, este país de Oceanía invirtió mucho dinero en crear una tecnología de reconocimiento facial, con el objetivo de controlar a los contagiados y hacerlos cumplir la cuarentena obligatoria, señala la BBC.
Trabajando en equipo con la empresa local de tecnología Genvis, desarrollaron un sistema de seguimiento para verificar que los infectados con el virus permanezcan aislados. La policía verifica su paradero mediante el envío de mensajes de texto solicitando una respuesta con un selfie dentro de los siguientes 15 minutos.
Con la aplicación G2G, que funciona con GPS, las autoridades confirman si la fotografía se tomó en casa o en la calle. Si el enfermo incumple con su encierro, la policía llega rápidamente al domicilio, toca la puerta e impone una multa potencialmente considerable.
Actualmente esta tecnología se viene utilizando por más de 150.000 personas en el estado desde que se lanzó en septiembre de 2020. Este mismo sistema ha sido probado, aunque con distintas empresas en los estados de Nueva Gales del Sur, Victoria, Australia Meridional y Tasmania.
El único país utilizando el reconocimiento facial
Australia se ha destacado como la única democracia en utilizar el reconocimiento facial como medida para contener la propagación del COVID-19.
Por ejemplo, en EE.UU., San Francisco fue la primera ciudad de que introdujo introdujo una moratoria contra el uso de reconocimiento facial por parte de la policía en mayo de 2019. Así, le siguieron los territorios de California, Oakland, Massachusetts, entre otros.
Por su parte, compañías de tecnología como Amazon, Microsoft, IBM y Google anunciaron que no venderían sus algoritmos de reconocimiento facial hasta que exista una ley federal de por medio.
“La pandemia creó todas estas nuevas justificaciones para usar la tecnología de reconocimiento facial”, señaló Mark Andrejevic, profesor de estudios de medios en la Universidad de Monash, en Melbourne, y autor del libro “Facial Recognition” (Reconocimiento facial).
“Todo se puso en internet y las organizaciones estaban tratando de hacer que las cosas funcionaran muy rápido. Pero no se pensó en las implicaciones. ¿Queremos vivir en un mundo donde todo está renderizado y no hay espacios privados? Crea un nivel completamente nuevo de estrés que no conduce a una sociedad saludable”, aseguró.