El primer ministro de Francia, Jean Castex, precisó este jueves que el confinamiento atenuado por el coronavirus anunciado el miércoles por el presidente, Emmanuel Macron, prevé la prohibición de beber alcohol en la calle con la meta de evitar aglomeraciones.
“Se prohibirá el consumo de alcohol en el espacio público (...) Se podrá impedir el acceso a ciertos lugares propicios para juntar a personas en el exterior, como los muelles, las orillas de los ríos o las plazas”, dijo Castex en la Asamblea Nacional.
En marzo, con la mejora del tiempo, algunas ciudades francesas registraron aglomeraciones exteriores, como sucedió en los muelles del Sena de París, cuando la policía tuvo que intervenir un fin de semana para desalojarlo.
En su alocución, Castex detalló ante los grupos de la oposición las principales medidas anunciadas por Macron, quien decidió instaurar un tercer confinamiento en Francia, más suave que los otros dos, pero que incluye un cierre de escuelas de entre tres o cuatro semanas dependiendo de la edad del alumno.
El primer ministro condenó “la irresponsabilidad” de quienes no respetan las reglas sanitarias y alertó de que se endurecerán las medidas contra los que organicen fiestas clandestinas “pidiendo sistemáticamente” la intervención de las Fiscalías.
Uno de los episodios que más chocó a los franceses sucedió el 21 de marzo en Marsella, cuando nueve personas fueron detenidas en una fiesta multitudinaria en las que se celebraba una especie de carnaval, la inmensa mayoría sin mascarillas.
El nuevo confinamiento, que entra en vigor este domingo y durante cuatro semanas, mantiene un toque de queda general de siete de la tarde a seis de la mañana y extiende a todo el país la prohibición de viajes entre departamentos y la necesidad de justificar salidas a una distancia superior a los 10 kilómetros desde el domicilio.
Los comercios considerados no esenciales también cerrarán en todo el territorio.
Francia, uno de los países más afectados por la pandemia, registra 95.000 muertes y 4,5 millones de infectados desde el estallido de la crisis sanitaria y, desde hace un par de semanas, la presión en las ucis se ha disparado.
El jefe de Gobierno señaló que la vacunación permite al país avanzar “a una posible salida de la crisis” y, a pesar de los retrasos en la entrega de las dosis y de algunos problemas organizativos, mantuvo la meta de las 10 millones de dosis a mediados de abril.
Hasta el momento, 8,5 millones se han vacunado en Francia (12 % de la población), 2,8 millones de ellos con las dos dosis obligatorias para una protección integral.
Fuente: EFE