Brasilia. [EFE]. El vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, se aisló preventivamente este sábado en la residencia oficial de la Vicepresidencia junto con su esposa tras enterarse que había entrado en contacto con un funcionario próximo al que se le diagnosticó el COVID-19, informaron fuentes oficiales.
Mourao, un general de la reserva del Ejército brasileño, optó por el propio aislamiento social tras ser informado de la posibilidad de contagio y de haberse sometido hoy mismo a un examen para saber si contrajo la enfermedad, informó la Vicepresidencia en un comunicado.
El vicepresidente y su esposa, Paula Mourao, permanecerán en el Palacio de Jaburu, la residencia oficial de los vicepresidentes brasileños, por lo menos hasta el próximo lunes, para cuando se espera el resultado de los exámenes que se le practicaron.
Pese a que no tiene síntomas de la enfermedad ni es considerado como un caso sospechoso, el vicepresidente canceló todas las actividades previstas en su agenda oficial para el próximo lunes.
De acuerdo con el comunicado, el aislamiento fue decidido luego de que en la mañana de este sábado fuera "confirmado el resultado positivo para el COVID-19 de un funcionario que estuvo próximo al vicepresidente el pasado miércoles".
El pasado martes, en obediencia a una decisión judicial, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, divulgó los resultados de los tres exámenes que se hizo para verificar si contrajo la enfermedad en un viaje oficial a Estados Unidos en marzo pasado luego de que al menos la mitad de su comitiva resultara infectada.
Los tres exámenes, que el líder ultraderechista se negaba a divulgar y que se practicó usando seudónimos, dieron negativo.
La divulgación de los resultados fue exigida ante la Justicia por el diario O Estado de Sao Paulo bajo el alegato de que, por tratarse del jefe de Estado, tienen "interés público", pese a que Bolsonaro argumentó a lo largo del proceso que eran de una exclusiva "índole privada".
El gobernante es uno de los mandatarios más escépticos sobre la gravedad de la pandemia, ha llegado a calificar al COVID-19 como una "gripecita" y alega que el 70 % de los brasileños contraerá la enfermedad y que "muchos morirán" por más de que las autoridades adopten medidas de distanciamiento social.
Con esa convicción, Bolsonaro ha violado de forma reiterada todas las recomendaciones para evitar aglomeraciones y ha censurado las cuarentenas impuestas por los gobiernos regionales y municipales.
La decisión de Mourao de aislarse coincidió con el agravamiento de la pandemia en Brasil y se produjo un día después de la renuncia del ministro de Salud, Nelson Teich, por sus divergencias con Bolsonaro en torno a la estrategia para combatir el COVID-19.
El antecesor de Teich, Luiz Henrique Mandetta, un férreo defensor de las medidas de distanciamiento social, fue destituido el mes pasado por iguales divergencias con Bolsonaro.
Brasil, el sexto país con más casos del coronavirus SARS-CoV-2 en el mundo, registró el viernes 15.305 nuevos casos de COVID-19 en un único día, una cifra récord que elevó el número de contagiados a 218.223, así como 824 nuevas muertes, con lo que el total de víctimas llegó a 14.817 en casi dos meses.
Las previsiones indican que contagios y muertes seguirán saltando de forma exponencial en este país de 210 millones de habitantes y que el pico sólo se producirá en las próximas semanas.