Washington [AFP]. El planeta superó este jueves la cifra de 300.000 decesos por el coronavirus, en medio de tensiones por ver quién se beneficiará primero de una hipotética vacuna y de los renovados ataques del presidente estadounidense, Donald Trump, contra China.
En pleno año electoral, Trump aseguró en una entrevista televisiva que no descarta “romper toda relación” con China, a la que acusa de haber ocultado detalles clave del brote de coronavirus en diciembre, que podrían a su juicio haber evitado la muerte de cientos de miles de personas.
Según un conteo de la AFP a partir de datos oficiales, el balance mundial de la pandemia llegó a 4.403.714 casos confirmados y 300.140 muertos, a las 20:30 GMT de este jueves.
A medida que Europa toma la senda del desconfinamiento, a pesar del temor a una segunda oleada de infecciones, todos los países sueñan con una vacuna que ponga fin a la pandemia.
El gigante farmacéutico francés Sanofi suscitó indignación al anunciar que si hallaba la vacuna la distribuiría primero en Estados Unidos, cuyo gobierno se adelantó y se asoció a las investigaciones, costosas y llenas de riesgos.
“Los esfuerzos realizados en los últimos meses muestran la necesidad de que esta vacuna sea un bien público mundial, ajena a las leyes del mercado”, protestó el presidente francés, Emmanuel Macron.
El director de Sanofi en Francia, Olivier Bogillot, dijo que “el objetivo es que esta vacuna esté disponible a la vez en Estados Unidos, en Francia y en Europa de la misma manera”.
Pero, en la práctica, solo será posible “si los europeos trabajan igual de rápido que los estadounidenses”, matizó.
Actualmente, existen más de 100 proyectos y se están llevando a cabo una decena de ensayos clínicos.
“Puede que nunca desaparezca”
La llegada de una vacuna en el plazo de un año es una previsión “optimista”, estimó la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
El coronavirus es un desafío que no conoce fronteras, y la humanidad quizás tendrá que aprender a convivir con él, recordó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Este virus puede volverse endémico en nuestras comunidades, puede que nunca desaparezca”, declaró Michael Ryan, director de emergencias sanitarias de la institución.
El nerviosismo también volvió a China: en Wuhan, donde brotó la COVID-19, las autoridades ordenaron nuevas pruebas de detección masivas ante la aparición de nuevos casos.
“Es algo bueno. Es una manera de ser responsable hacia los demás y hacia uno mismo”, explicó a la AFP un hombre, de 40 años, tras completar el proceso por segunda vez en diez días.
“Guerra”
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, un escéptico de las medidas de confinamiento pidió a los empresarios presionar al gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, que defiende la cuarentena para frenar la epidemia, afirmando que se trata de una “guerra” en la que está en juego la economía del país.
Brasil es el país más afectado por la pandemia en la región con más de 13.000 decesos, y esta semana la Organización Panamericana de la Salud advirtió que los servicios médicos en Río de Janeiro están “al límite”.
En Santiago de Chile, después de que el gobierno decretara cuarentena total en la ciudad por un alza de los contagios, los sepultureros del Cementerio General están cavando miles de tumbas para enfrentar el aumento de las muertes por el coronavirus.
Y en Estados Unidos, el país más golpeado por la pandemia con más de 85.000 muertos, también se vive una fuerte tensión entre los partidarios de contener la enfermedad y las voces a favor de reabrir la economía e impulsar el empleo.
En Michigan, cientos de manifestantes, algunos de ellos armados, protestaron en contra del confinamiento, mientras que en Nueva York, el epicentro del coronavirus del país, el alcalde Bill de Blasio llamó a la paciencia y dijo que hay que ser “realmente disciplinados” y avanzar de forma “progresiva”.
Las playas de Los Ángeles, cerradas durante seis semanas, reabrieron, sin que la gente pueda poner su toalla o jugar a voleibol y el uso de mascarilla fue declarado obligatorio en la ciudad.
Protestas en España
En Europa, donde la pandemia del coronavirus ha dejado más de 162.000 muertos, la mayoría de los países iniciaron una desescalada del confinamiento.
El campeonato de fútbol en Alemania se reanudará a puerta cerrada este sábado, y podría ser que los británicos, españoles e italianos hiciera lo mismo próximamente.
Estados Unidos no fue el único lugar donde explotaron protestas anticonfinamiento y en varias zonas acomodadas de Madrid centenares de vecinos protestaron con cacerolas y pidieron la “dimisión” del gobierno y exigieron “libertad”.
Por su parte los médicos españoles homenajearon a sus casi 50 compañeros fallecidos por la pandemia de coronavirus que dejó 50.000 profesionales sanitarios infectados.
En África, la pandemia no ha hecho tantos estragos como se temía y ha dejado menos de 2.500 muertos. Pero hay cada vez más indicios de que esta cifra es muy inferior a la real.
El incremento significativo de muertes inexplicables en el norte de Nigeria, el país más poblado de África, aumenta los temores ante una gran propagación del coronavirus en esta región, una de las más pobres del mundo.
Los “nuevos pobres” en Italia
En el plano económico, Australia anunció que casi 600.000 personas se quedaron sin empleo en abril debido al confinamiento, la cifra más elevada desde hace más de cuatro décadas.
Por su parte Alemania anunció que este año dejará de ingresar en las arcas públicas unos 100.000 millones de euros a causa de la crisis, la peor en el mundo desde la Gran Depresión de los años 1930.
Millones de personas que han visto de un día para otro evaporarse sus ingresos han tenido que recurrir a la ayuda alimentaria.
En Estados Unidos, un tercio de los desempleados no puede pagar sus facturas, según una encuesta oficial. En Cuba, un tercio de los negocios privados están amenazados por la crisis.
En Italia, el primer foco de la pandemia del coronavirus en Europa y que ya suma más de 30.000 fallecidos, el frenazo económico está dejando muchos “nuevos pobres”.
Es el caso de "Ana", una mujer de Roma que trabajaba en la limpieza y tras perder sus ingresos cruza toda la ciudad en busca de un paquete de alimentos distribuido por una asociación caritativa.
“Vengo aquí de vez en cuando, cuando la situación se vuelve difícil. Es que me da vergüenza”, murmura esta mujer.