La miopía es una afección que hace que los objetos cercanos se vean con claridad pero los objetos lejanos luzcan borrosos. Las imágenes no se enfocan sobre en la retina sino delante de ella. Es un trastorno bastante común. De hecho, al menos un tercio de la población mundial lo padece, y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para 2050, habrá un estimado de 4.949 millones, el 52% de lo que se prevé será la población del planeta en ese año. Con la COVID-19, el problema puede acrecentarse.
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De acuerdo con el Instituto Nacional del Ojo de Estados Unidos (NEI), la razón fisiológica de la miopía es que “el globo ocular es demasiado largo y evita que la luz que entra se enfoque directamente sobre la retina. O a que la córnea o el cristalino tienen forma anormal”.
¿Por qué ocurre ello? En realidad, no se sabe exactamente qué desencadena la miopía. Se conoce, sin embargo, que hay un componente hereditario. Asimismo, una hipótesis que goza de cierto respaldo científico es que la menor exposición al sol contribuye al desarrollo del trastorno.
En ese sentido, las restricciones impuestas por los Gobiernos en el marco de la pandemia y la obligación de quedarse en casa pueden ser un detonante para que se multipliquen los casos de miopía. Una investigación realizada en China, publicada en la revista JAMA Ophthalmology en noviembre último, ha observado un aumento significativo de la miopía en niños de entre seis y ocho años. Concretamente, descubrió una tasa entre 1.4 y tres veces superior en 2020 frente a los cinco años anteriores.
Recomendación
La solución más simple para prevenir este problema es estar más tiempo al aire libre, a la luz del sol. Otro artículo de JAMA Ophthalmology señala que si bien las medidas de cuarentena son importantes para reducir la extensión del coronavirus, “un confinamiento inteligente tendría que plantear una planificación cuidadosa de las actividades en el interior y preferiblemente no restringir los juegos en el exterior de los niños. Esto podría ayudar a controlar una ola de miopía por cuarentena”.
Hay que tener en cuenta que la miopía se diagnostica con frecuencia en niños entre los ocho y 12 años de edad, y puede empeorar en la adolescencia. Entre los 20 y los 40 años de edad no son comunes los cambios, pero a veces la miopía puede empeorar con la edad, advierte el Instituto Nacional del Ojo de Estados Unidos.
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