El estado brasileño con peores números desde el inicio de la crisis sanitaria es Sao Paulo, que hasta este domingo contabilizaba más de tres millones de infectados y 100.799 fallecidos por coronavirus (COVID-19).
El sistema público de salud paulista sigue bajo una fuerte presión, pues un 78,6% de las camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de la región están ocupadas, según datos oficiales.
Pese a la gravedad de la crisis, las autoridades clausuraron en la madrugada de este domingo una fiesta clandestina con 600 personas en la localidad de Osasco, en la zona metropolitana de la capital paulista.
En el local, que fue cerrado por incumplir las restricciones aún vigentes en la región, la mayoría de los asistentes, según la Policía, disfrutaba de la velada sin mascarilla. El responsable del hecho y tres empleados fueron detenidos por la Policía Civil.
Además, otras cien personas fueron sorprendidas también la madrugada de este domingo en otro punto de la ciudad de Sao Paulo.
La proliferación de este tipo de ‘celebraciones’ obligó al Gobierno de Sao Paulo a crear un grupo de trabajo específico que se dedica exclusivamente a cazar fiestas durante la pandemia. Entre finales de febrero y marzo, llegaron a desactivar más de 700.
Fuente: EFE