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Un pescador de 68 años pasó más de 10 horas atado y amordazado en altamar, luego que un grupo de delincuentes abordara el bote en el que estaba trabajando para robarle el motor. Tras la fechoría, hundieron su embarcación y lo dejaron a su suerte.

El hecho ocurrió esta semana, cuando Santander González realizaba su faena en el mar de Cartagena, en Colombia. La noche cayó sobre la zona costera cuando fue reducido por los maleantes, señala .

Uno de los ladrones “me reduce, me pone boca abajo, me pone un capuchón arriba, una venda, me pone un cintillo en la boca y me ata las dos manos detrás”, contó tras sobrevivir sin su lancha en medio del mar.

Tras huir con el motor, estos delincuentes hundieron el bote para que el pescador no huya y, por el contrario, lo abandonaron en las frías aguas del océano, a 500 millas náuticas de Cartagena.

El anciano intentó soltarse las manos, pero fue imposible. Sin embargo, muy cerca a él halló un icopor (poliestireno expandido) y un chaleco salvavidas que lo mantuvieron a flote por más de 10 horas.

González señaló a la prensa local que no pudo “dormir porque es como una tortura, o como cuando tú estás pensando que algo que te va a pasar y tú tienes que estar a la expectativa a lo que ocurra”.

Él confió en su serenidad y tranquilidad, además su “fe en Dios Todopoderoso” le permitieron sobrevivir hasta que al amanecer un grupo de hombres que hacía pesca deportiva lo halló y salvó.

La esposa del pescador, Mónica García, cree que la intención de estos delincuentes era acabar con la vida de Gonzáles. “No sabemos quién fue, pero me iban a matar a mi esposo”.

El hombre contó que pidió un préstamo de 10 millones de pesos colombianos (US$ 2530) para comprar el motor que le fue arrebatado mientras trabajaba.

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