Brasilia. [EFE]. El economista Carlos Alberto Decotelli, designado el pasado jueves nuevo ministro de Educación de Brasil, presentó este martes su renuncia, tras un escándalo desatado por unas serie de informaciones falsas que constaban en su currículum.
El propio Ministerio de Educación confirmó la renuncia de quien ha sido el tercer titular de ese despacho desde que, en enero del año pasado, asumió el poder el ultraderechista Jair Bolsonaro, cuyo Gobierno se propone imponer en esa área una agenda de “valores y costumbres” conservadores.
Decotelli fue anunciado como nuevo ministro por el presidente Bolsonaro, quien destacó en sus redes sociales que el economista tenía en su currículum una maestría en la Fundación Getulio Vargas (FGV), un doctorado de la Universidad de Rosario (Argentina) y un postdoctorado en la universidad de Wuppertal (Alemania).
Sin embargo, la universidad rosarina informó de que Decotelli cursó estudios de doctorado en ese centro, pero que su tesis final fue reprobada, por lo que no obtuvo ningún título.
La universidad alemana también explicó que Decotelli cursó unas materias en Wuppertal, pero aclaró que no se trataba de estudios de postgrado y que tampoco tenía título alguno de esa institución.
Para más males, la Fundación Getulio Vargas, reconocido centro de estudios económicos y políticos de Brasil, informó de que abrió una investigación sobre la tesis de maestría presentada por Decotelli, aprobada en su momento, pero sobre la que han surgido sospechas de plagio.
Asimismo, la fundación aclaró que Decotelli, pese a que así decía su currículum, no fue profesor titular de esa institución, en la que sólo ocasionalmente dictó algunos cursos sobre asuntos específicos.
Frente a esas denuncias, el Gobierno decidió chequear toda la información que aparece en el currículum de Decotelli y suspendió la ceremonia en la que asumiría oficialmente el cargo, prevista precisamente para este mismo martes y ahora cancelada definitivamente tras su renuncia.
El currículum de Decotelli figura en una plataforma académica oficial y también dice que ha trabajado en el Instituto de Finanzas de Nueva York y en el Instituto Brasileiro de Mercado de Capitales (Ibmec), y ejercido como profesor en varias universidades del país.
Asimismo, que cursó estudios en la Escuela de Guerra Naval, en la que fue también profesor, y obtuvo por ello un honorario cargo de Oficial de la Reserva de la Marina, y que ejerció como presidente del Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación (FNDE), que depende del ministerio que ahora pasaría a dirigir.
Decotelli fue escogido para sustituir en el cargo a Abraham Weintraub, un polémico agitador de la ultraderecha que renunció en medio de presiones de vastos sectores de la base parlamentaria del Gobierno que le causaron un gran desgaste.
A diferencia de Weintraub, quien se comportó más como activista que como ministro y encabezó una “cruzada” contra lo que consideraba “marxismo cultural”, Decotelli fue presentado como un técnico del área con vasta experiencia de gestión, tanto pública como privada.
El primero ministro de Educación que tuvo Bolsonaro duró poco más de tres meses y fue el filósofo colombiano naturalizado brasileño Ricardo Vélez Rodríguez, quien renunció tras implicarse en diferentes discordias con sectores del Gobierno y el Parlamento.
Fue sucedido por Weintraub, quien después de su renuncia sigue acompañado por la polémica. Fue postulado por el Gobierno para un cargo directivo en el Banco Mundial y un día después de su dimisión viajó hacia Estados Unidos, sin que aún esté claro si lo hizo con pasaporte oficial, al que ya no tendría derecho.
Con lo que muchos consideraron una “fuga” hacia Estados Unidos, el exministro dejó atrás numerosas polémicas y hasta investigaciones que cursan en la Corte Suprema, a cuyos miembros llegó a tildar de “vagabundos” y sobre quienes dijo que deberían estar en la “cárcel”.
También es investigado por supuestos delitos de racismo, debido a unas expresiones despectivas sobre ciudadanos chinos publicadas en su perfil de Twitter, en el que también insinuó que la pandemia de COVID-19 sería parte de presuntos planes de la potencia asiática para “dominar el mundo”.