El peronista de centroizquierda Alberto Fernández será a partir de diciembre el presidente de Argentina. Pero tras la elección, se mantiene la incógnita: ¿quién gobernará, Alberto o Cristina? en referencia a la exmandataria Cristina Kirchner, oficialmente su vicepresidenta.
Altos responsables cercanos a Alberto Fernández aseguraron que será él quien mandará a partir de su asunción el 10 de diciembre. “Cristina no está en el proceso de disputa del poder”, dijeron. El próximo presidente —aseguran— es quien está detrás de la conformación del futuro gobierno.
“La gestión estará a cargo de él”, afirmaron y contaron que “la relación entre ellos es muy buena”.
Incluso Cristina Kirchner, una mujer de personalidad avasallante y con gran peso en un sector del peronismo, no estará en Argentina en los próximos días, claves para la configuración del equipo de gobierno.
Tras el triunfo electoral, la expresidenta, que tiene una decena de causas por corrupción en su contra, pidió autorización para viajar este viernes a Cuba, donde su hija Florencia está en tratamiento por problemas de salud, para regresar el 11 de noviembre.
— ¿Un títere? —
La incertidumbre recuerda la situación en Rusia, cuando se decía que era Vladimir Putin, entonces primer ministro, quien gobernaba tras bastidores en el gobierno de Dmitri Medvedev.
Putin, ahora nuevamente mandatario, había designado a Medvedev candidato a presidente porque en 2008 él estaba impedido de lanzar su reelección.
Pero sus allegados y analistas destacan que Alberto Fernández, un abogado de 60 años con vasta carrera política, jamás podría ser un “títere”, como han dicho sus detractores durante la campaña electoral en la que competió con el presidente liberal Mauricio Macri.
“Alberto se le paró a Cristina Fernández de Kirchner en 2008 y le renunció. Cristina Kirchner no lo pudo controlar entonces, mucho menos podrá ahora”, señaló el analista político Raúl Aragón.
“En el imaginario colectivo hay una porción de la población que cree que va a ser Cristina la que gobierne y otra que será él. Pero en los últimos días, la porción ha crecido en torno a la que cree que será él. Se lo vio más suelto, con más presencia mediática, más autónomo”, dijo el sociólogo y consultor Ricardo Rouvier.
Fernández inició en 2003 una relación idílica con el matrimonio de Cristina y Néstor Kirchner (fue jefe de gabinete de ambos), pero todo cambió en 2008, cuando renunció debido al conflicto que enfrentó entonces duramente al gobierno con el sector rural por el incremento de impuestos a las exportaciones agrarias.
Se convirtió luego en un crítico del movimiento que él mismo había ayudado a fundar, y colaboró con la construcción de espacios políticos opositores.
Sobre el segundo mandato de Cristina, el presidente electo llegó a decir: “Fue un muy mal gobierno donde es difícil encontrar algo ponderable”. Ahora dice que ambos (Cristina y él) “son lo mismo”.
— “Ahora es tu turno” —
Son muchos analistas los que califican como “brillante” la estrategia de Cristina Kirchner de designarlo a él para encabezar la fórmula del peronismo opositor y quedar relegada a la vicepresidencia.
Fernández logró reunificar a las enfrentadas corrientes del peronismo durante la campaña electoral que se alinearon detrás de él, lo que fue considerado como su principal capital político, junto con el apoyo de los gobernadores, que extienden su alcance territorial en este país federal.
“Un día, Cristina me llamó y me dijo: ‘ahora es tu turno’”, contó Fernández en el acto de cierre de campaña. “Gracias Cristina por la confianza”, añadió.
Pero según analistas, el que tomará decisiones será él. “No veo una disputa que ponga en peligro la gobernabilidad”, opinó Rouvier.
El líder del Frente de Todos ha prometido cambiar el país que deja Macri, marcado por una inflación interanual por encima del 55%, la pobreza en 35,4%, un drenaje de reservas del Banco Central y un endeudamiento récord.
Fernández, que en 2005 participó en la reestructuración para cancelar la deuda de casi 10.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional, deberá otra vez negociar con el organismo multilateral para pagar el préstamo de más de 57.000 millones de dólares. “Tiene muchos frentes, deberá tener en cuenta la experiencia de Cristina”, advirtió Rouvier.
Fuente: AFP