La crisis humanitaria se ha venido agravando en Afganistán tras la llegada de los talibanes al país en agosto. Empujados por el hambre, al ver que la ayuda internacional se agota y la economía del país colapsa, los afganos toman decisiones desgarradoras: vender a sus hijas más pequeñas.
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CNN rescató el caso de Parwana, una pequeña de 9 años que ya tiene conocimiento que será vendida como niña esposa para que el resto de su familia pueda comer.
“Mi padre me ha vendido porque no tenemos pan, arroz y harina. Me ha vendido a un hombre anciano”, relató la pequeña al medio internacional. Le preocupa que la golpee y la obligue a trabajar en su casa.
El sujeto que quiere comprar a Parwana dice tener 55 años, pero para ella es “un anciano” con cejas blancas y una espesa barba blanca.
La familia de la pequeña vive en una zona de refugiados afganos en la provincia de Badghis desde hace poco más de cuatro años. Sobreviviendo gracias a la ayuda humanitaria y al trabajo doméstico, ganando unos pocos dólares al día.
Este no es el único caso de la familia de Parwana. Su hermana de 12 años, también fue vendida hace unos meses.
Abdul Malik, el padre de la pequeña, no puede dormir por la noche. Antes de la venta, le dijo a CNN que está “destrozado” por la culpa, la vergüenza y la preocupación.
Había tratado de evitar venderla: viajó a la capital provincial Qala-e-Naw para buscar trabajo sin éxito, incluso pidiendo prestado “mucho dinero” a sus familiares, y su esposa recurrió a pedir comida a otros residentes del campo.
La menor de 9 años dijo que esperaba cambiar la idea de sus padres: tenía el sueño de convertirse en maestra y no quería renunciar a su educación. Pero sus súplicas fueron inútiles.
El pasado 24 de octubre, Qorban, el comprador, llegó a su casa y entregó 200.000 afganis (US$ 2.200) en pago con ovejas, tierras y dinero en efectivo al padre de Parwana.
Qorban señaló que ya tenía una esposa que cuidaría de Parwana como si fuera un miembro más de su familia.
“(Parwana) era barata, y su padre era muy pobre y necesita dinero”, dijo Qorban. “Ella trabajará en mi casa. No la golpearé. La trataré como a un miembro de la familia. Seré amable”.
Qorban aseguró que no tratará a la pequeña como esposa, pero Malik sabe que no tiene control sobre lo que le suceda ahora.
“El anciano me dijo: Estoy pagando por la niña. No es asunto tuyo lo que haga con ella... ese es mi problema”, relató Malik a CNN.
El día de la venta, el anciano agarró a Parwana del brazo y se la llevó. Mientras se iban, la pequeña en llantos hundió los pies en la tierra y trató de apartarse, pero no sirvió de nada. La arrastraron hasta el coche que la esperaba, que se alejó lentamente.
Desde la toma de poder de los talibanes, historias como la de Parwana han ido en aumento.
Aunque casar a niñas menores de 15 años es ilegal en todo el país, se ha practicado comúnmente durante años, especialmente en las zonas más rurales de Afganistán. Y solo se ha extendido desde agosto, impulsado por el hambre y la desesperación generalizadas.
El problema es particularmente grave para las niñas afganas, que se han quedado en casa y han visto a sus hermanos regresar a los colegios desde que los talibanes tomaron el poder. Ellos aseguran que están trabajando en un plan para permitir que las niñas también regresen, pero no han dicho cuándo podría suceder eso.
" Es absolutamente catastrófico “, dijo Heather Barr, directora asociada de la división de derechos de la mujer de Human Rights Watch. “No tenemos meses o semanas para detener esta emergencia... ya estamos en la emergencia”.
“Mientras una niña esté en la escuela, su familia está comprometida con su futuro”, dijo Barr. “Tan pronto como una niña deja la educación, de repente se vuelve mucho más probable que la casen”.
Muchas de estas menores son demasiado jóvenes para poder dar su consentimiento para tener relaciones sexuales y enfrentan complicaciones en el parto debido a sus cuerpos subdesarrollados: las tasas de mortalidad relacionadas con el embarazo para las niñas de 15 a 19 años son más del doble que las de las mujeres de 20 a 24 años, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Con la economía del país al borde del colapso, los donantes de la ONU prometieron más de US$ 1.000 millones en ayuda humanitaria en septiembre, de los cuales US$ 606 millones cubrirían las necesidades más urgentes de los afganos. Pero se ha recibido menos de la mitad de los fondos prometidos, y algunos estados miembros aún no han pagado, según relató un portavoz de UNOCHA a la CNN.