La temperatura en Kazán supera los 20 grados. Rusia ha eliminado a España y me uní a las celebraciones con unas amigas rusas. A la medianoche (4 de la tarde en Perú) sonó mi celular. Veo la pantalla: “Llamada entrante... Diario Trome”. Me voy a un lado a responder y la voz enérgica de mi jefe acapara toda mi atención: “Urgente, ve a Samara. Neymar te espera”. Contra mi voluntad -lo confieso- tuve que dejar a mis bellas amistades.
Las comisiones en periodismo -como en el Ejército- se deben cumplir de todas maneras. Un baño a la volada para relajarme, cogí mi mochila viajera y a las dos horas ya me encontraba en la estación de buses. Si no alcanzas un ticket en tren, la otra posibilidad económica es viajar en bus. Opté por la segunda opción. Cientos de mexicanos y brasileños pugnaban por un boleto. El duelo por octavos es una obsesión para miles. Después de 60 minutos de espera obtuve un asiento a 850 rublos (unos 45 soles).
Me esperan seis horas de recorrido. Samara, al suroeste de Rusia, está a unos 370 kilómetros de Kazán. Es casi como ir de Lima a Chimbote. Esta vez me tocó compartir el bus con puros mexicanos. Parecíamos una banda de mariachis que iban a dar una serenata.
“Ayayayay, canta y no llores, porque cantando se alegran, Cielito lindo, los corazones...”. Congenié tanto con los mexicanos que hasta me animé a soltar mis ‘gallos’. Se armó el ‘karaoke rodante’ y yo me aluciné Pedro Infante. Ellos toman tequila, pero en Rusia han optado por el vodka. Me invitaron un vaso y eso me empiló más. Por ratos escribo esta columna, por ratos canto con los charros. Todos confían en que darán el batacazo ante Brasil.
Samara cuenta con el malecón más largo de este país (5 kilómetros) y el río Volga baña sus costas. Yo me bañaré de historia, porque estaré viendo cara a cara a ‘monstruos’ como Neymar y ‘Chicharito’ Hernández. A mis nuevos amigos, les he prometido que si clasifica México cantaré ‘Las mañanitas’. Por si acaso, afinaré la garganta.
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