La partida de un ser querido y más si es una progenitor, siempre será dura de procesar, sea la edad en la que nos toque afrontar este triste momento. Así incluso tengas una vida profesional y amorosa en gran momento. Ese es el caso de Carlos Rivera, quien perdió a su padre a finales de agosto y en un reciente concierto se quebró al recordarlo.
El cantautor de balada y mariachi mexicano, a sus 36 años, se ha consolidado como uno de los exponentes más representativos de estos géneros en su país con temas como “Te esperaba”, “Que lo nuestro se quede nuestro”, “¿Cómo pagarte?”, “Me muero”, entre otros.
Asimismo, en el plano sentimental vive una estable y largo noviazgo con la también cantante y actriz Cynthia Rodríguez. Precisamente hace algunos meses se rumoreó que ambos se habían casado discretamente en Europa. ¿El motivo de estas sospechas? Las largas vacaciones en el “Viejo Continente” y algunas publicaciones de terceros en los que se referían a la pareja como esposos.
EL LLANTO DE CARLOS RIVERA POR SU PADRE EN PLENO CONCIERTO
El pasado sábado 27 de agosto, el progenitor de Carlos Rivera, que venía padeciendo de Parkinson, falleció. Si bien el artista ni nadie de su entorno ha confirmado la causa de su muerte, trascendió que habría sido un infarto.
A pocos días de la pérdida de su papá, el celebs continuó con sus presentaciones y esta vez la llevó a cabo en Zacatecas, México. No obstante, en pleno concierto y al entonar una canción el recuerdo de su padre lo acechó y Carlos terminó cantando con lágrimas en el rostro.
“La música siendo mi medicina y ustedes siendo mi abrazo… Gracias Zacatecas por dejarme desahogar con ustedes y por calmar con tu amor un poquito mi tristeza”, expresó en Instagram el cantante posteriormente.
LAS PALABRAS DE CARLOS RIVERA A SU PAPÁ TRAS SU MUERTE
Solo un par de días después de su deceso, el intérprete le dedicó unas extensas palabras en su Instagram. “Jamás se está preparado para despedir a un padre, al menos yo no lo estaba, no lo estoy. ¿Cómo soltar a mi mejor amigo?, a mi fan número uno, al mejor alcahuete de todas mis locuras, a mi hombre fuerte que no le tenía miedo a nada ni a nadie y que la única cosa que le hizo temblar fue el maldito párkinson cuando apareció”, expresó.
“Yo me quedo aquí extrañándote hasta mi último respiro, hasta ese día que te vuelva a ver para abrazarte y escuchar tu voz diciéndome “mi niño”, hasta ese día volverá a estar entero este corazón que se ha roto en mil pedazos, hasta ese día volveré a ser el mismo”, añadió.