En verano, es habitual que una persona sude. Lo que no es común es que la transpiración sea excesiva, sobre todo cuando no se ha hecho actividad física. Lucía Bobbio, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Nacional Dos de Mayo, explica que las personas con esta afección tienen glándulas sudoríparas bastante activas y sufren de hiperhidrosis.
Esta condición médica puede ser de dos tipos:
Generalizada. Cuando la sudoración se presenta en todo el cuerpo como resultado de otras enfermedades que se padecen, como hipertiroidismo, tuberculosis o tumoraciones.
Localizada. Cuando se evidencia la transpiración solo en manos, pies y axilas, casi siempre debido al estrés, tensión, consumo de alcohol y alimentos picantes. Esta es la más común.
“Ambas pueden tener carga hereditaria y son capaces de convertirse en una molestia tanto física como emocional para quienes las sufren. Incluso, hay pacientes cuyas manos gotean”.
TRATAMIENTO
El paciente debe realizarse una prueba de sudoración y definir qué tipo de hiperhidrosis padece. Bobbio indica que en una fase inicial, la afección se trata con antitranspirantes con cloruro de aluminio, componente que va reduciendo la transpiración. Otra medida a tomar es la aplicación de toxina botulínica (bótox) que bloquea, por doce meses, los nervios que propician el sudor excesivo.
También se sugiere una cirugía local para eliminar las glándulas sudoríparas, solo si el problema persiste.
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