Ni el cocacho, el pellizco, la cachetada, el correazo, ni el chancletazo, son necesarios, cuando de corregir a los hijos se trata. Con ello lo único que haces es que te tengan miedo y no entiendan qué hicieron mal. Ante esta problemática, el colectivo que impulsa la campaña ‘Atrévete a Criar con Amor’ realizó un estudio que dio como uno de sus resultados que “las personas más cercanas a los chicos, es decir, los principales responsables de su protección, son sus agresores más frecuentes”.
PROPUESTAS
“Esta encuesta nos enfrenta a una realidad muy dura y es que el entorno protector de las niñas, niños y adolescentes, que debe ser su familia, se ha convertido en el lugar donde encuentran mayor violencia”, señaló Lourdes Febres, coordinadora general de Acción por los Niños. Destacó del estudio que los mismos jovencitos opinaron sobre cómo les gustaría ser corregidos sin llegar a los golpes o humillaciones.
Por eso, 7 de cada 10 menores encuestados proponen la creación de un programa de crianza para padres y madres como solución al uso del castigo físico y humillante. Y el 50 % de ellos plantea aconsejar y usar el diálogo como método de corrección.
SABÍAS QUE...
Los menores refirieron que si bien los golpes son en algunos casos una constante, el dolor que sienten al recibir maltrato verbal es muy alto porque les ocasiona tristeza, frustración y en algunos casos, rebeldía.