
El flan es uno de los postres más aclamados a nivel mundial. Su consistencia cremosa y la combinación con el caramelo han conquistado el paladar de millones en países como España, Estados Unidos o México. Conocido como flan napolitano, tiene origen europeo y hacer uno de buena calidad es muy sencillo; sin embargo, a la hora de la verdad, no todos tienen éxito.
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Hacer este dulce consiste en mezclar los ingredientes y luego ponerlos en un molde, pero esta preparación también incluye ciertos detalles que no se pueden pasar por alto. Es aquí donde entran a tallar los trucos de cocina para no cometer errores y que el flan salga cortado, sin cuajar o con sabor a quemado. Aquí te detallamos lo que NO debes hacer durante la receta.
El primer paso de la receta es hacer el caramelo, pero no siempre es una tarea sencilla al trabajar a altas temperaturas, lo que puede hacer que se queme rápidamente. Para esta tarea es importante usar azúcar blanca, nunca azúcar rubia, porque se quema con más facilidad y podría quedar amargo.
Otro error es agregarle agua o mover el caramelo mientras está en un sartén, lo cual solo hará que se cristalice y no quede líquido. Por eso hay que dejarlo a fuego bajo y tener mucha paciencia, ir ladeando ligeramente el recipiente hasta que se cocine parejo.
Una vez listo el caramelo, apagar el fuego y, con cuidado, verter el líquido en el fondo del molde y moverlo con las manos para que se pueda esparcir por todo el fondo. Nunca usar una cuchara para hacerlo.
Respetar el equilibrio de los ingredientes es clave para el éxito. Si la receta dice dos yemas y dos huevos enteros, así debe ser. El exceso de claras genera una textura gomosa en el flan.
Los flanes no tienen que quedar sobre batidos y si bates en exceso los huevos, el postre tendrá una consistencia demasiado esponjosa, parecida a la del huevo cocido.
Si vas a usar la licuadora para la mezcla, procura no hacerlo por muchos minutos sino se creará burbujas de aire que luego dejarán marcas en los bordes del flan.
Si queremos ponerle un poco de vainilla o limón, estos nunca deben colocarse en el momento de caramelizar el azúcar, porque la temperatura alta los puede quemar. Tampoco deben ir cuando se bate los huevos y el azúcar. Lo ideal es infusionarlos con la leche, es decir, hay que hervirla poniendo una vaina de vainilla o canela y limón.
Si se utiliza leche condensada, esto hará que el flan quede muy dulce y la leche evaporada puede ser una opción, pero lo mejor es usar leche fresca.
La parte más importante del flan es la cocción. No se trata solo de meter el flan al horno sino que, al tener huevos, necesita una cocción con humedad y esa se la aporta el baño maría. Con esto aportamos suavidad, cremosidad, el caramelo quedará líquido y se podrá desmoldar fácilmente.
Para cocer el postre hay que tapar el molde con papel aluminio, colocarlo en una bandeja para horno con borde, agregar agua hasta cubrir la mitad del molde y hornearlo a una temperatura baja.
Una vez el flan esté listo, hay que dejarlo enfriar por completo en el molde, luego llevarlo a la nevera por al menos cuatro horas o una noche y, al día siguiente recién desmoldarlo. Esto se debe a que el frío es el mejor aliado de este postre y ayudará a que termine de quedar compacto.
Dificultad: fácil
Tiempo: 45 minutos
Porciones: 4
Calorías: 146
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