Como padres podemos pensar que ver dibujos animados es inofensivo para los niños. Sin embargo, hace unos días el clásico personaje infantil Pepe Le Pew se hizo viral al ser señalado de ‘normalizar el acoso’. Como se recuerda, la trama se basa en que el zorrillo busca conquistar a como dé lugar, desde abrazar con fuerza hasta encerrar, a una gata a la que confunde con una zorrilla. Como este personaje animado, otros han sido señalados por naturalizar el abuso, el acoso callejero, etc., como es el caso del Maestro Roshy, Puca, Johnny Bravo, por citar algunos. Desde esta polémica, vale preguntarse si los dibujos animados pueden influenciar en la formación de los niños.
FANTASÍA Y REALIDAD
Para la psicóloga en niños y adolescentes de Arcade, Milagros Viaña, los mensajes negativos ya sea de machismo, violencia y acoso están en todas partes. “Que los chicos consuman este tipo de videos o personajes (fantasía) podría configurar un patrón de comportamiento aceptado para ellos, sin embargo, esto no determina que esa será su conducta en el futuro o forme parte de su personalidad. Esto sucederá solo si en su entorno más cercano (realidad) también se repite. Es decir, si en casa o escuela hay violencia, abusos, discriminación, etc”, recalca.
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ACOMPAÑAMIENTO
No se trata de prohibir, sino de que los padres acompañen para que despierten en los pequeños una actitud crítica de lo que ven. Ayudarlos a identificar cuando la actitud es negativa. “Hay que supervisarlos, no puede ser recurrente que el niño solo vea videos o dibujos con mensajes o actitudes negativas porque puede terminar normalizándolo”, alerta Viaña.
SENTIDO CRÍTICO
Para el sociólogo Jerjes Loayza, todo consumo cultural tiene incidencia en la vida de los niños o adolescentes. Señala que el dilema es la ruptura existente entre dichos consumos que naturalizan una serie de comportamientos poco justos y nada inclusivos, como la discriminación, el racismo, la violencia o el patriarcalismo, y las instituciones educativas que debieran generar una crítica a dichos contenidos o discursos.
“El caso ‘Pepe Le Pew’ es un aleccionador dado que se habría naturalizado como tal, llegando a convertirse en un ícono animado entre niños de varias generaciones pese al daño en su discurso corporal o semántico. (Este y otros dibujos animados) Infunden modelos determinados a niños y adolescentes, lo que puede ser muy peligroso, en tanto no sea motivo de reflexión”, explica.