Así se realiza la recolección de cabello para limpiar derrame de petróleo de Repsol en playas de Ventanilla y Ancón
Son más de 7 millones de m2 de mar contaminados tras el derrame de petróleo en las playas del norte chico de Lima. Así se realiza la campaña de recolección de cabello que busca mitigar este desastre ambiental.
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Colaboración
Si bien es cierto el cabello no absorbe el agua pero si los elementos como el petróleo y el aceite. Por esta razón es que muchas personas niños y adultos empezaron a sumarse a esta causa donando parte de su cabello. Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec
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Parte de nosotros
El cabello humano es efectivo e ideal para la limpieza del petróleo: es natural, renovable y se biodegrada. Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec
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Función
Un kilo de cabello ayuda a absorber 8 litros de petróleo. Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec
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Puntos de acopio
Son múltiples los lugares donde donar: en la página de Facebook de Hairboom se puede encontrar puntos de recolección. Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec
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Grupo de ayuda
Debido a la situación, un grupo de jóvenes, crearon una página llamada HAIRBOOM que hasta el momento viene recolectando en varios puntos del pais cabello de personas, pelaje de animales y pantys. Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec
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Todos unidos
Muchas peluquerías se unieron a esta causa ofreciendo cortes gatris, que ayudará a la pronta recuperación del mar de Ventanilla. También se unieron empresas y municipios. Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec
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Cabellos, pelos y plumas
El cabello de personas y animales recoge los aceites y petróleo, adhiriéndolas a su forma y limpiando, en parte, el mar. La persona que se dio cuenta de este fenómeno fue Phil McCrory, un peluquero en Alabama que observó por televisión cómo el pelo de una nutria marina estaba saturado del petróleo derramado en el famoso accidente del Exxon Valdez en Alaska, en 1989. Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec
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Recolección
Se busca formar cilindros de mallas para poder retener y absorber el petróleo derramado en la costa de Ventanilla. Foto: Britanie Arroyo / @photo.gec