Responder a una infidelidad con otra solo genera más dolor y resentimiento: no sana la herida, la hace más profunda. Al final, ambos terminan perdiendo. Foto: Istock
Responder a una infidelidad con otra solo genera más dolor y resentimiento: no sana la herida, la hace más profunda. Al final, ambos terminan perdiendo. Foto: Istock

Cuando una persona descubre que ha sido engañada, la rabia y el dolor suelen desatar la tentación de ‘cobrar venganza’ con otra infidelidad. Aunque parezca un desahogo o una manera de ‘tú me la haces y yo te devuelvo el doble’, esta decisión rara vez trae paz y más bien prolonga el sufrimiento.

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“El deseo de vengarse puede dar una ilusión de justicia, pero en realidad lo único que genera es más daño, tanto en la relación como en la propia persona. Y si hay hijos de por medio, entonces también en ellos”, afirma el psicólogo Ítalo Arrúe. Pagar con la misma moneda, explica, no soluciona nada, al contrario, despierta culpas y convierte la relación en un campo de batalla donde nadie gana.

Responder a una infidelidad con otra solo genera más dolor y resentimiento: no sana la herida, la hace más profunda. Al final, ambos terminan perdiendo. Foto: Istock
Responder a una infidelidad con otra solo genera más dolor y resentimiento: no sana la herida, la hace más profunda. Al final, ambos terminan perdiendo. Foto: Istock

Es comprensible sentir ira, frustración y la necesidad de hacer que el otro ‘sufra lo mismo’, pero devolver la infidelidad solo alimenta un círculo tóxico sin salida. Lo realmente importante es conversar, expresar lo que uno siente y, si existe el deseo de continuar, hacerlo con ayuda profesional para reconstruir la confianza.

“Vengarse no devuelve la confianza ni borra el engaño. Lo único que logra es alimentar un ciclo de resentimiento. La verdadera decisión debería ser: me quedo o me voy de la relación, y debe tomarse desde la calma, no desde la rabia”, aconseja Arrúe.

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