
Los perros pueden parecer saludables y llenos de energía, pero en su interior podrían estar albergando parásitos intestinales que afectan su bienestar. Estos organismos —como lombrices o tenias— se instalan en el sistema digestivo y se alimentan de los nutrientes que consume tu mascota, debilitándola poco a poco y poniendo en riesgo su salud.
“Estos parásitos ingresan cuando el perro come algo contaminado, bebe agua sucia o entra en contacto con heces infectadas. Por eso, siempre recomendamos hacer desparasitaciones internas cada tres o seis meses”, explica el veterinario Carlos Becerra.
Entre las señales más comunes están la pérdida de peso sin motivo, los vómitos o diarreas frecuentes, el abdomen inflamado y la picazón en el ano.

También puede notarse el pelaje opaco, la falta de energía y, en casos graves, la presencia de gusanos o puntos blancos en las heces. “Estos síntomas no deben ignorarse, porque los parásitos se reproducen rápido y pueden afectar órganos vitales como el estómago, el hígado, los riñones e incluso el cerebro”, advierte Becerra.
Si tu mascota presenta alguno de estos signos, evita automedicarla y acude al veterinario para un diagnóstico y tratamiento adecuados. Una desparasitación oportuna, acompañada de buena higiene y una alimentación equilibrada, mantendrá a tu compañero de cuatro patas sano y lleno de vitalidad.










