
Valiente y perseverante son dos palabras que definen muy bien a Judith, una mujer que se involucró desde muy joven en la ferretería de su papá y que, por azares del destino, años más tarde tuvo que sacarla adelante.
Comenzó detrás del mostrador, escuchando a quienes llegaban con preguntas y dudas. Pero en 2020, todavía con un embarazo, multiplicó sus responsabilidades: su padre falleció en un accidente mientras arreglaba una máquina. Sumimos su trabajo, pero no tuvo tiempo para detenerse. Cerró la ferretería de Villa María del Triunfo durante cuatro días. Al quinto, volvió a abrir porque los clientes necesitaban sus materiales.
“Mi papá trabajaba con el sistema de pago adelantado, y luego se entregaban los productos. Me di cuenta que quedamos pendientes”, recuerda.
A partir de ese momento, el camino fue duro, lleno de retos y decisiones difíciles. “Nos dimos cuenta de que algunas personas se aprovecharon de nuestro desconocimiento. Además, perdimos varios préstamos porque cumplimos con los compromisos, ¡que terminó afectando mi salud!”, recuerda.
EQUIPO DE TRABAJO
Sin embargo, con cada caída, Judith aprendió. Poco a poco convirtió la incertidumbre en fortaleza, y el miedo, en ánimo. Años después, logró estabilizar el negocio y se rodea de un equipo de trabajo y del apoyo incondicional de su esposo.

Su ferretería ha sido remodelada y ha permitido soñar en grande con nuevos objetivos. Judith es una mujer guerrera, y no busca sueños por cumplir, sino piensa en tenerse.










