Tus familiares, amistades y hasta la misma profesora del colegio te han dicho que tu hijo es un diablillo incontrolable, pero tú dudas de eso porque contigo él es un niño muy obediente y correcto en casa. Esto podría ser cierto, pero tú tranquila. Más bien pregúntate qué estás haciendo mal para que tu retoño cambie tan drásticamente su comportamiento apenas pone un pie en la calle.

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LA CAUSA

Para la psico-bioterapeuta Mary Cruz Jiménez, esta situación se puede presentar porque el menor es castrado emocionalmente en el hogar con , que va acompañada de gritos, advertencias y sanciones. Al estar fuera del seno familiar, siente la libertad de hacer todo aquello que desee. Es como si gritara: ‘¡Libre soy! ¡Libre soy!’ Puede sonar gracioso, pero a la larga afecta su crecimiento y desarrollo.

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QUÉ DEBO HACER

♦Pregúntate cómo te trataban tus padres. ¿Te pegaban? ¿Te gritaban? ¿Menospreciaban tus habilidades? Sé sincera contigo misma y evalúa si tú estás haciendo lo mismo con tu niño. No debes repetir errores del pasado.

♦Evita la rigidez afectiva con tu hijo. No hagas que él piense que eres un ogro. Muéstrale tu cariño con palabras de elogio, caricias, abrazos, besos... no pienses que eso lo hará débil. Al contrario, refuerza su autoestima y dale más confianza.

♦El diálogo presencial es fundamental, no te escudes tras las frases: ‘El trabajo me absorbe’ o ‘Estamos hablando por redes sociales’. Siempre nos quedan algunos minutos libres en el día y lo mejor que puedes hacer, es invertirlos en tu retoño. Recuerda tener un tono de voz amigable, nada de poses de ‘sargento’ o ‘robot’.

♦Si todo lo anterior no te sirvió para acercarte más a él y, mucho menos, para modificar su doble comportamiento, es hora de visitar un psicólogo.

DATOS

Esta dinámica de conducta (angelito y diablito) puede hacer que el niño tenga actitudes extremas fuera de casa y no solo lo dañen a él, sino también a las personas que lo rodean. Sucede porque él aún no sabe medir el peligro.

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