Julio Plascencia no es un albañil cualquiera. Este vecino de San Juan de Lurigancho no solo tiene talento para el canto, sino también para llenar techos, hacer columnas, levantar y tarrajear paredes. Él es albañil, pero a la vez forma parte del dueto ‘Los Tucos de Cajamarca’, que cada fin de semana alegra la tarde a sus fieles seguidores.
¿Cuántos años en el escenario?
Solo en ‘Los Tucos de Cajamarca’ tengo casi cincuenta años. Antes estuve en otras agrupaciones.
‘Los Tucos de Cajamarca’ es una institución en la música de su tierra…
Sí, lo formamos Napoleón Arribasplata y yo. Los dos nos propusimos que nuestra música cajamarquina sea conocida, y lo conseguimos. Hemos viajado por todo el Perú, y también a varios países de América del Sur y a Cuba, por invitación de Fidel Castro.
¿Ustedes escriben sus canciones?
Claro. A él le gusta hablar mucho del pueblo y nuestra ciudad, yo en cambio, escribo temas de amor.
Tienen 50 años juntos, son como los Rollings Stones. ¿No pelean?
Como en toda relación de amistad, pero en general nos llevamos muy bien. Lo que pasa es que ambos amamos la música de nuestra tierra.
¿De quién heredó el gusto por su música?
Mi madre cantaba bonito, pero nunca fue conocida. Yo siempre viviré agradecido a ella, porque me enseñó a leer, recitar y cantar.
¿Qué siente cuando está en los escenarios?
Me siento alegre de que la gente goce con mi música, orgulloso del folclore de mi tierra. Ahora me estoy presentando todos los sábados, a partir de las 11 de la noche, en el local ‘La Matarina’, en Los Olivos.
¿Y la construcción?
Soy una persona que siente mucha energía, a pesar de mi edad. Sigo cantando y trabajando como albañil. Mis hijos me dicen que ya debo dejar la construcción, pero yo me niego. Me siento fuerte. Gracias a Dios, todavía no sufro de ninguna enfermedad. Aún me resisto a dejar los escenarios y la construcción.
Hay ‘tucos’ para rato…
Así es… hay ‘tucos’ hasta que Dios lo decida.
¿Sus compañeros de trabajo le piden que cante?
Todo el tiempo. Yo soy un vacilón, me pongo a cantar y así trabajamos con alegría. Eso a mí me motiva más.
¿Qué calificación se daría como albañil?
Tan buena como la de cantante (risas).
¿Sus hijos le han seguido los pasos?
Tengo nueve hijos, once nietos y quizás en poco tiempo me convierta en bisabuelo. Solo una de mis hijas siente gusto por la música, pero nada serio aún. Si ella quiere ser músico, yo no me opondré, al final es su decisión y yo la respeto.
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