En los últimos 10 meses, las familias hemos intentado todo para evitar caer en la desesperación y mantener la cordura por el bien de la salud física, mental y emocional de todos (hijos, pareja y de nosotros mismos).
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Sin duda, el coronavirus no sólo ha cambiado nuestros hábitos de higiene, sino que nos hemos enfrentado a algo que modificó nuestra vida por completo, nuestras rutinas, nuestras tradiciones y nuestras emociones.
Precisamente, esta relación de encierro-emociones ha propiciado el desarrollo de un nuevo trastorno llamado Fatiga pandémica, el cual es reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se trata de una respuesta natural e incluso esperada en esta etapa de la crisis sanitaria. La fatiga pandémica se refleja como una desmotivación y la falta de seguimiento de las recomendaciones de protección y seguridad sanitaria, así como el desarrollo de comportamientos que afectan la salud emocional y mental de las personas.
Por ejemplo, quienes sufren fatiga pandémica ya no siguen las recomendaciones de lavado de manos, uso de mascarillas, la sana distancia o permanecer en casa (salir sólo a lo indispensable).
Además, la amenaza percibida del virus disminuye conforme las personas se acostumbran a su existencia, aún cuando los datos revelan el incremento en el riesgo de contagio.
El agotamiento mental, la sensación de apatía y la desmotivación son otros factores de la fatiga pandémica, los cuales se ven reflejados en estados de ánimo y emociones como cansancio, depresión y ansiedad.
Quienes sufren este trastorno luchan con emociones intensas todos los días, es decir, están irritables, estresados, temerosos, desesperados y ansiosos, esperando el momento en que se termine la pandemia para retomar sus actividades “normales”.
Incluso pueden sentirse solos, indefensos, tristes, preocupados, nerviosos y frustrados. Y esto se ve reflejado en su comportamiento al comer o dormir más o menos de lo acostumbrado, falta de concentración, al discutir con los demás o al aislarse.
¿Qué hacer si tenemos fatiga pandémica?
Si crees que tú o alguien de tu familia puede tener fatiga pandémica, entonces mantente atento a las necesidades emocionales y físicas, y sigue algunas recomendaciones realizadas por la Universidad de California en Los Ángeles:
1. Cuida tu cuerpo. Es decir, duerme lo suficiente, mantén una alimentación balanceada y haz ejercicio. De esta manera aumenta tu energía, mejora tu estado de ánimo y fortaleces tu sistema inmune.
2. Mantente informado pero no exageres. Limita tu consulta de noticias, pero mantente atento a los datos más recientes y elige fuentes fidedignas. Así evitarás una sobrecarga de emociones negativas.
3. Distráete. Haz algo que te guste para reducir el estrés, ya sea meditar, cocinar, jugar, leer o escuchar música. Quince minutos son suficientes para cambiar tu día.
4. Conéctate con los que te rodean. Puedes tener una plática muy interesante durante la comida, o puedes llamarle a esa persona que extrañas mucho, organizar una videoconferencia (si no estás cansado de ellas), o escribir mensajes.
5. Atento a las emociones. Identifica y acepta tus emociones y sentimientos, puedes compartirlos con alguien si lo deseas. Recuerda que ignorarlos o reprimirlos no los desaparecerá.
Finalmente, según explican desde ‘Naran Xadul’, puedes crear nuevas tradiciones o rutinas con tu familia; eso despejará tu mente y puede ser divertido para todos. Hagan cualquier cosa que los haga sentir bien física, mental o emocionalmente.
No olvides mantener las medidas sanitarias para prevenir el contagio del virus, piensa que cada granito de arena que pones ayuda a cuidar a tu familia, a tus seres queridos, a ti mismo y a todo el mundo.