Si en algún momento de tu vida tuviste que enfrentar una situación muy complicada que te sacó totalmente de tus casillas y debido a lo complejo de ésta sentiste que estabas a punto de perder la cordura o peor aún pensaste que ibas a volverte loco y entraste en pánico, posiblemente tengas agateofobia.
Aunque muchas fobias nos resultan complicadas de entender porque salen de la esfera de lo habitual, explicaremos a qué se refiere ésta.
Es el miedo y pánico a la locura, a volverse loco o a perder por completo la razón, incluso tener terror a las personas que padecen de trastornos mentales. Esta fobia puede afectar gravemente la calidad de vida de una persona, haciéndola que se aparte de su familia y sus amigos.
Proviene del prefijo “agateo” y es utilizado para referirse al término locura o insensatez. También se le conoce con los nombres de maniafobia o dementofobia.
El origen de esta fobia puede tener su raíz en un conflicto emocional no resuelto. Es decir, si la persona vivió una experiencia traumática que le generó un episodio de demencia, teme que esta retorne y el sólo hecho de pensarlo le causa terror.
Haber convivido con una persona que sufría una enfermedad mental puede llevar a este miedo irracional.
El trastorno de ansiedad puede desencadenar la agateofobia. Debido a que si te preocupas y piensas demasiado en que puedes llegar a locura, tus sentimientos y pensamientos empiezan a confundirte haciendo que tus temores puedan volverse realidad.
Debido a que una persona con esta fobia desarrolla en su mente, de forma inconsciente, un mecanismo de defensa, trata de evitar de cualquier manera tocar temas relacionados a la demencia; sin embargo, la angustia, temor irracional y desmedido se apoderan de ella.
Le tiene pánico a afrontar situaciones nuevas porque no sabe cómo va a reaccionar o si está preparada para ellas. Piensa que estas vivencias le harán perder la cordura o sensatez.
Considera a los cambios, externos o internos, como algo nocivo que la sacará de sus casillas, provocándole ritmos cardiacos irregulares, falta de aliento, respiración rápida, sudoración, sentimientos de temor, náuseas y miedos.
Una persona que padece agateofobia tiene pensamientos distorsionados, irracionales y obsesivos.
Como todas las fobias, la agateofobia se puede superar. Lo primero que debes hacer es buscar la ayuda de un especialista, de preferencia un psicólogo, para saber por qué apareció este miedo. Incluso puede ayudarte a ver menos peligro dentro de tu mente.
También recomiendan una terapia cognitivo conductual para modificar la conducta a través del pensamiento, no descartándose la hipnosis. La hipnoterapia es muy eficaz para las personas que tienen este problema.