Es normal tener lunares en diferentes partes del cuerpo; sin embargo, debemos prestar mucha atención si estos empiezan a cambiar, ya que podría existir el riesgo de ser un cáncer o un ‘melanoma maligno’.

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Mauricio León, médico y director de la Liga Contra el Cáncer, indicó que hay personas con tendencia a presentar un mayor número de lunares, esto puede deberse a una cuestión genética, exposición prolongada a la radiación solar o quemaduras cutáneas. Esto suele ocurrir más en personas de piel blanca, ojos claros o pelirrojos. Por eso, recomendó explorar de forma regular sus lunares para recibir atención médica oportuna.

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BUEN DATO

Si no sabes cómo detectar un lunar peligroso, la regla del ABCDE te será de gran ayuda:

‘A’ DE ASIMETRÍA. Si colocas un espejo por la mitad del lunar, ambas partes deben ser iguales; si esto no es así, es un signo de alarma.

‘B’ DE BORDE. Si el borde de la lesión es irregular, acude al médico lo más pronto posible.

‘C’ DE COLOR. Normalmente los lunares benignos tienen un color homogéneo, como marrón, azul o rojo. Las lesiones malignas presentan varios colores o son de color negro.

‘D’ DE DIÁMETRO. Cuando el lunar excede los 6 milímetros podría ser un cáncer de piel.

‘E’ DE EVOLUCIÓN. Si detectamos que uno de nuestros lunares cambia, pica o se ulcera y/o sangra, puede ser que se haya malignizado.

Sabías que...

Este mal se puede prevenir si se toman las medidas necesarias contra los rayos UV, como usar ropa de algodón de manga larga, sombreros de ala ancha o gorros, lentes con filtro UV y, sobre todo, protector solar, incluso con la mascarilla puesta.

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