En esta época del año, ante el intenso frío, aumentan las infecciones por diferentes tipos de virus, que afectan a los menores de edad, desde muy pequeños (lactantes) hasta adolescentes (escolares).
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Las infecciones respiratorias suelen iniciar con fiebre, dolor de cuerpo y secreción nasal (rinorrea), y luego aparece la tos, que puede ser seca o con flema.
La evolución de la infección dependerá de varios factores: el tipo de virus, el estado del sistema inmunológico del niño (las defensas), el grado de nutrición, si tiene sus vacunas al día, los cuidados que se le brinden en ese momento y la edad del menor.
Pequeño con fiebre alta. Foto: Istock.
Cuanto más pequeño es, mayor es el riesgo de complicarse. Por ejemplo, en los lactantes, un cuadro gripal puede derivar en una bronquiolitis (infección de unas estructuras denominadas bronquiolos en el aparato respiratorio del lactante), presentándose con agitación, respiración rápida y dificultad para respirar.
Todo proceso febril en lactantes debe ser evaluado siempre por el pediatra, no lo olvides.
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