
No solo el ejercicio regular nos ayuda a mantener nuestro metabolismo en óptimas condiciones, sino que también permite que nuestro corazón, frente a cualquier situación de emergencia o estrés, se contraiga con tranquilidad y evite palpitaciones, taquicardias, arritmias o incluso elevaciones de la presión arterial, esta última con consecuencias graves para el cerebro, los ojos, los riñones y otros órganos.
Debemos recordar, además, que el corazón trabaja las 24 horas del día, por lo que resulta necesario practicar técnicas de respiración y relajación para favorecer su buen funcionamiento. Esto es sencillo y puede realizarse en casa, en la oficina, al aire libre o en cualquier lugar.
La técnica consiste en inspirar profundamente y luego espirar —unas 30 veces seguidas— de manera sostenida, siempre de forma consciente y enfocándonos en nuestra respiración y en los beneficios que aporta tanto a nuestro corazón como a nuestra mente, que se tranquiliza y, al mismo tiempo, ayuda a controlar el estrés del momento.
Esta práctica de respiración consciente debe ir acompañada de pensamientos constructivos, evocando personas y/o situaciones agradables. De este modo se estimula la producción de neurotransmisores relacionados con la felicidad y el placer desde nuestro propio músculo cardíaco. ¿No es eso genial?









