Para muchos, tomar alcohol es solo una forma placentera de relajarse y disfrutar el momento. Sin embargo, existen muchas personas que beben licor de manera excesiva y eso sí puede poner en riesgo sus vidas y las de los demás.
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El consumo excesivo de alcohol puede acarrear graves problemas en la salud, así como la presencia de adicciones. Concretamente, se asocia con más de 200 enfermedades. Así lo manifiesta a Efe:Salud https://efesalud.com/alcohol-consumo-riesgos-salud/ a la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
“Es factor de riesgo para el desarrollo de múltiples patologías como la cirrosis hepática, pancreatitis, osteoporosis, hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, ictus, demencia y neoplasias, entre otras”, señala la doctora Candelaria Martín del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Canarias.
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También añade que el 12% de todos los cánceres tienen relación directa con el consumo de alcohol, y si además existe consumo de tabaco, el riesgo de desarrollar neoplasias se multiplica entre 10 y 100 veces.
Así de terrible es el panorama de quienes beben ingentes cantidades de alcohol y piensan que no pasará de una simple resaca. Los médicos de la SEMI reiteran que “ningún consumo de alcohol puede considerarse seguro” y que “el riesgo cero en alcohol no existe”.
El consumo desmedido de alcohol también afecta nuestra capacidad mental.
¿Cómo saber si estás bebiendo demasiado?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) enumera diez señales que pueden indicarte si estás tomando mucho licor:
1. Superar el número de Unidades de Bebida Estandard recomendadas: Una Unidad de Bebida Estandard (UBE) equivale a una cerveza o copa de vino. Dos equivalen a un whisky o combinado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el consumo de más de 28 UBE a la semana en hombres o 17 UBE en mujeres indican que el consumo es de riesgo. Tomar más de 6 UBE en un solo episodio también se considera de riesgo.
2 Alternar períodos de abstinencia con otros de una fuerte ingesta de alcohol (superiores a 6 UBE en un mismo día o noche).
3. Beber en grandes cantidades cada vez que se sale o asiste a un acto social.
4. Pensar “hoy salgo y no bebo” y no poder cumplirlo.
5. Beber en contextos o situaciones que son incompatibles con la ingesta de alcohol (en el trabajo, estando al cuidado de menores, conduciendo...)
6. Registrar consecuencias legales por consumo de alcohol, como pueden ser controles de alcoholemia positivos, multas de tráfico por haber bebido, peleas bajo los efectos del alcohol…
7. Consecuencias laborales como absentismo, o llegar tarde al trabajo por estar bajo los efectos de la ingesta de alcohol o por tener resaca. El rendimiento laboral baja o rendir cuesta mucho más esfuerzo.
8. Las relaciones sociales o sentimentales empiezan a verse deterioradas por el consumo de alcohol. Discusiones, comportamientos que molestan a pareja o amigos, advertencias de que bebes demasiado...
9. Dejar de hacer actividades de tiempo libre sin razón objetiva como hobbies, deporte, salidas, etc.
10. Sentirse más irritable, apático, callado, triste, apagado... El alcohol, en contra de lo que la mayoría de personas creen, es un depresor del Sistema Nervioso Central y por tanto, aunque aparezca un efecto euforizante los primeros minutos después de beber, poco después llegan efectos depresores.
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