Aquel trabajo que se quedó inconcluso, esa discusión que terminó mal o las preocupaciones del día a día, es algo que se puede convertir en una situación incomoda para algunas personas, al extremo de no poder concentrarse en sus quehaceres diarios y no lograr conciliar el sueño. ¿Te has dado cuenta en el impacto de tus pensamientos en tus emociones?
La psicóloga Paula Vargas comenta que en muchas ocasiones sus pacientes le han comentado que tienen situaciones que los agobian, que no pueden evitar sobrepensar y esto se convierte en un mal hábito del que muy probablemente salgan cansados física y emocionalmente.
Aunque no hay una fórmula mágina, lo que sí ayuda es ser más consciente de tus pensamientos, aprender a cuestionarlos , hacer ejercicio, mantenerte presente y practicar la meditación. No olvides que todo requiere práctica y paciencia.
La realidad es que no es posible dejar de pensar, como no podemos dejar de respirar. Sin embargo, existen maneras de aprender e identificar pensamientos para lograr salir de ese bucle en el cual puedes estar atascado:
1.- comparte lo que te sucede con otra persona:
De este modo evitas quedarte encerrado en el pensamiento y de paso tienes otro punto de vista.
2.- Escribe en un papel cómo te sientes:
Es super útil para desahogarte y genera mucho alivia. Además, te da otra perspectiva de las cosas al verlas plasmadas en un papel.
3.- Distráete:
Haz tu hobbie favorito, sal con amigos, escribe, dibuja y pinta. Usa las manos y tu imaginación para hacer algo a partir de cero. La creatividad puede maximizar tu bienestar y darte sensaciones positivas.
Si sientes que no hay manera de frenar esos pensamientos, otra excelente y muy efectiva herramienta es la meditación. Es una forma de entrenar la mente para aprender a estar más presente, a relajarte y no abrumarte por los pensamientos.
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