En la piel pueden aparecer zonas de enrojecimiento en las mejillas, la barbilla y la nariz, como consecuencia de la inflamación provocada por una enfermedad llamada rosácea.
Esta condición puede agravarse por infecciones causadas por bacterias propias de la piel, convirtiéndose en un problema no solo de salud, sino también de autoestima para quienes la padecen.
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En sus etapas iniciales, la rosácea es más fácil de controlar. Esto se logra corrigiendo hábitos alimenticios, evitando factores desencadenantes como la exposición solar y el estrés, y aplicando fórmulas magistrales en crema según el tipo de lesión. En algunos casos, también puede requerirse el uso de antibióticos por vía oral.
El tratamiento es más efectivo cuando se inicia a tiempo. Si se deja avanzar durante varios meses, el tratamiento puede volverse más complejo y generar un impacto negativo en el estado de ánimo y la salud mental del paciente.
