Dicen que las madres tienen un sexto sentido que nunca falla y saben cuando las parejas de sus hijos e hijas no son de fiar. Aun cuando las sospechas están sobre la mesa, ¿deberían involucrarse? Y lo más importante, ¿cómo sacar adelante una relación si tu mamá no tolera al que crees que es el amor de tu vida?
El psicólogo Ítalo Arrúe explica que lo primero que debes hacer es identificar la causa de ese rechazo y no reaccionar agresivamente. “Hay otras formas de defender tu relación, haz que lo conozcan, pero sin imponer situaciones incómodas”, comenta.
El experto enumera cuatro tips para mejorar esta situación:
- Conversa con tu madre y entiéndela
No puedes encapricharte en que solo tú tienes la razón. Dale el beneficio de la duda, sobre todo si ya sabes el motivo del rechazo. Si es que todavía no sabes por qué le disgusta tanto que tengas una relación con él, haz de todo por averiguarlo. Conversa con ella, no impongas nada, habla con mucha cordura y respeto.
- Intenta que lo conozca
Quizás no lo ‘pasa’ porque todavía no lo ha tratado lo suficiente y se está guiando por prejuicios. Esto pasa casi siempre en las familias. Se dejan guiar por preconceptos pero cuando lo van conociendo cambia esta perspectiva. Por eso, fomenta encuentros entre ellos. Pero hazlo previo consentimiento de ambos. No impongas situaciones incómodas.
- Entiende que ella solo se preocupa por tu bienestar
No es tu enemiga ni quiere arruinarte la relación, solo está segura de que serás muy infeliz con él. Sé empática y demuéstrale que está equivocada. Todas las madres idealizan a las parejas de sus hijas, quieren que sea el soñado príncipe azul. Ten paciencia y hazle entender que el amor de ustedes es real y saludable.
- No actúes a la defensiva
Cuando respondes a sus comentarios con ataques hacia ella, solo le demuestras que algo está mal en esa relación. Lo peor que puedes hacer es actuar a la defensiva o traer a la luz conflictos del pasado, como ‘Tú también tenías parejas y no me gustaban’. Esta actitud solo va a empeorar la relación.
DATITO
Este tipo de conflictos terminan desgastando la relación madre e hija, y de la pareja. Por eso, lo mejor es fomentar el diálogo y marcar límites; y por ninguna razón aceptar faltas de respeto.